Por algo que dijo en El País, el próximo secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, es la nueva esperanza de la derecha mexicana para moderar, durante el sexenio 2024-2030, el extremismo del proyecto de nación construido durante décadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador con la ayuda de muchas personas, destacadamente la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo.
Honorífica, la robaderaCito y comento lo que dijo el 22 de junio pasado, en entrevista con Zedryk Raz, el hombre nominado para encabezar a la diplomacia mexicana en el nuevo gobierno.
“Hay una transición sin ruptura, pero sin sumisión”.
Comento: De pésimo gusto que Juan Ramón mencionara una palabra, sumisión, que la comentocracia enemiga de la 4T utiliza no solo para insultar y calumniar a AMLO y Claudia, sino para intentar generar un conflicto entre el presidente que se va y la presidenta que llega. De la Fuente debería saber que las perversidades de los y las rivales se ignoran, no se magnifican.
“Le propuse (a Sheinbaum) que hiciéramos los Diálogos por la Transformación”, pero “no desde las estructuras del partido, sino como algo que permitiera tener interacciones con otros sectores de la sociedad que no necesariamente son militantes, algunas voces críticas, voces más plurales”.
Comento: La petulancia no ayuda. El exrector de la UNAM pudo haberse ahorrado eso de que él, y solo él, generó la gran idea que, afirmó, “quizá también explica el amplio margen con el que ganó la contienda la doctora Sheinbaum”. Ni Marcelo Ebrard llega a tanto. Por lo demás, no tenía sentido que destacara la participación de “otros sectores de la sociedad que no necesariamente son militantes, algunas voces críticas, voces más plurales”. En el segundo gobierno de izquierda no generará unidad, sino lo contrario, que el futuro canciller se presente a sí mismo como el enlace tolerante entre el radicalismo de Morena y los grupos de la derecha.
La derecha: Wasapear con Juan Ramón (y con Hiriart y Silva-Herzog Márquez)
Lo crea o no el exrector De la Fuente, gente de derecha circula bastante por WhatsApp su “le propuse” y, en especial, su “sin sumisión”, junto con dos artículos de enemigos de la 4T —uno de Pablo Hiriart, el otro de Jesús Silva-Herzog Márquez—.
Los dos columnistas se lanzaron a matar al empresario Eduardo Tricio, presidente de grupo Lala. Pablo Hiriart, el 18 de junio, criticó “la complicidad”empresarial” de Tricio con el autoritario proyecto de gobierno de la 4T. Días después, el 1 de julio, Jesús Silva-Herzog Márquez cuestionó “el discurso empalagosamente adulatorio” del empresario en un evento con el presidente López Obrador y la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
¿Qué dijo Tricio que tanto molestó al columnista de El Financiero y al de Reforma? Respuesta: lo único que el administrador de un consorcio con 30 mil trabajadores y trabajadoras puede decir frente al jefa y la electa jefa del Estado mexicano:
No merecía Eduardo Tricio que los columnistas Hiriart y Silva-Herzog lo insultaran solo por correctamente ofrecer colaborar con el gobierno —democráticamente electo— pensando en el bienestar de la gente de sus empresas y de todo México.
Existe la errónea percepción entre analistas de que hombres de negocios tan importantes deben hacer lo que no hacen los liderazgos opositores: pelear con el partido en el poder. Tricio sería un irresponsable si lo hiciera. Pero al principal ejecutivo de grupo Lala se le presiona fuertemente en WhatsApp con los textos de Hiriart y Silva-Herzog. Se pretende avergonzarlo con sus amistades y hasta con su familia por su “discurso empalagosamente adulatorio”.
Al mismo tiempo, exactamente las personas que difunden los textos infamantes contra el empresario Tricio circulan las expresiones de Juan Ramón de la Fuente en El País y lo presentan como la esperanza para controlar a los y las intolerantes de la 4T que apoyan al populista AMLO, Claudia incluida.
Por imprudente y, también, por presumido, De la Fuente no se da cuenta de que la derecha ve en él 10 antis:
Así ven en cierta derecha fanática al moderado exrector de la UNAM. Pero si Juan Ramón no modera sus ganas de exhibir moderación, solo va a provocar otro anti: antipatía en la gente que el domingo 2 de junio de 2024 votó como votó y no quiere por ningún motivo cambiar el sentido de su voto.
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Columna de Federico Arreola en SDP Noticias
Foto Andrea Murcia
clh
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