Puebla, Pue.- El abordaje de la información a difundir sobre suicidio debe ser de forma ética, responsable, preventiva, sin sensacionalismo y con respeto a las víctimas y a sus familias, coincidieron expertas y expertos de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama) de la Secretaría de Salud.
En el último día del “Curso de sensibilización para el manejo de información sobre el comportamiento suicida en medios de comunicación”, explicaron que el contenido de todo texto para publicar debe ser veraz y fidedigno; cuando va acompañado de imágenes, éstas deben expresar respeto.
La responsable de brigadas comunitarias del Programa Nacional para la Prevención del Suicidio, Rocío Jurado Galicia, destacó que el texto debe incluir recursos de ayuda o líneas de apoyo para personas que pueden estar atravesando crisis suicidas, y evitar la descripción detallada del método utilizado, ya que puede fomentar la imitación.
Señaló que estos recursos deben ofrecer apoyo a las personas que se hayan sentido afectadas o que se han sentido impulsadas a considerar el suicidio, es decir, “resulta conveniente presentar a la muerte por suicidio como producto de una compleja interacción de factores y no atribuirla a una causa explicativa simplista o como algo inexplicable”.
La especialista dijo que en la redacción de la información hay que evitar expresiones como “se ha suicidado” o “suicidio consumado”. Es preferible utilizar la frase “ha muerto por suicidio”, “muerte por causa violenta” o emplear el calificativo: muerte autoprovocada o autoinflingida.
La responsable de Capacitación del Programa Nacional de Prevención del Suicidio, Alba Aurora de la Rosa Franco, indicó que este tema se debe abordar como problema de salud pública, informar sobre los factores de riesgo, protección y mensajes de prevención.
Recomendó revisar con detalle el contenido del texto, tono y lenguaje, anonimato y privacidad.
La responsable de Grupos de Apoyo Emocional, Diana Layla Ibáñez López, destacó que la posvención es una herramienta que apoya a la familia y al entorno cercano de las personas que fallecieron por suicidio. Esto contribuye a la reducción de daños y a la mitigación del impacto en los supervivientes. Una muerte por suicidio puede impactar hasta 135 personas.
Mencionó que, de acuerdo con estándares internacionales, la intervención se debe realizar entre 48 y 72 horas después del evento autoinflingido, y hasta dos meses posteriores con acciones de seguimiento.
Agregó que las intervenciones grupales de posvención deben estar dirigidas a reducir o prevenir el riesgo de réplica analizando prácticas de autolesión, como ingesta de medicamentos; juegos peligrosos sin protección, prácticas sexuales de riesgo; consumo de drogas y cortaduras.
El responsable de Gestión de Casos del Programa Nacional de Prevención del Suicidio, Alejandro Vázquez García, informó que una cobertura responsable puede contribuir a la prevención del suicidio, reducir el riesgo de un comportamiento imitativo, cambiar percepciones incorrectas y animar a las personas a buscar ayuda.
Precisó que los medios deben buscar información de manera que se promueva la prevención mostrando historias de superación y estrategias de afrontamiento para evitar el suicidio, e incluir historias de personas que superaron pensamientos suicidas con ayuda profesional y comunitaria.
Recomendó incluir en los textos a publicar puntos de vista de personas expertas en salud mental, que asegure que la información sea útil y precisa, y acompañar la noticia con declaraciones sobre la importancia de buscar ayuda oportuna.
Las personas que consideren que necesitan ayuda o deseen información, orientación y apoyo en salud mental y por consumo de sustancias, pueden llamar al teléfono de la Línea de la Vida 800 911 2000, disponible las 24 horas de los 365 días del año.
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Foto: Especial
cdch
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