Hoy inicia una nueva era en México.
Lula, Sheinbaum y el futuroInicia sesión del Congreso para la toma de posesión de SheinbaumSe trata de la presidencia de Claudia Sheinbaum.
El comienzo del nuevo gobierno trae consigo retos, pero también oportunidades.
Una de las oportunidades deriva del hecho de que será el primer gobierno de la República encabezado por una mujer. Eso marcará diferencia, aunque los hombres a veces no lo creamos.
Pero también lo será por el hecho de que habrá un gobierno encabezado por una científica. Hasta ahora no habíamos tenido un gobierno que tuviera al frente a una persona que se haya formado en física e ingeniería.
Pero, veamos algunas de las oportunidades y de los retos con los que arranca esta nueva etapa de la historia del país.
Empecemos con las ventajas.
1.- Hay vientos favorables para el país por el nearshoring.
Se ha dicho en muchas ocasiones, pero conviene reiterarlo: el proceso de relocalización industrial en curso es un fenómeno económico de los que suceden una vez cada muchas décadas y México es el país que más puede beneficiarse de esa circunstancia. El potencial se aprecia en el hecho de que hubo anuncios de inversión extranjera para México por 170 mil millones de dólares entre 2023 y lo que llevamos de 2024. Claro, hace falta crear las condiciones para concretarlos.
2.- Habrá una elevada concentración del poder en su persona.
Como le hemos señalado, el hecho de que Morena y aliados tengan mayoría calificada en las dos cámaras genera una situación inédita que da ventaja a la presidenta. Pero, además, si previsiblemente puede tener de su lado a la autoridad del Poder Judicial, tendrá márgenes de maniobra como no se han visto en mucho tiempo en cuanto al balance de poderes, algo que nunca tuvo López Obrador.
3.- Un alto nivel de aprobación y una gran expectativa.
Haber ganado la Presidencia con la mayor proporción de votos desde que México es una democracia moderna y tener una muy alta aprobación en el arranque (67 por ciento, según la encuesta que hoy publica El Financiero) da una autoridad política que tampoco había tenido ningún jefe del Ejecutivo en la historia reciente del país. Es un capital muy grande que ella tendrá que definir cómo invertir.
4.- Vocación hacia un gobierno eficaz.
Sheinbaum gusta de asegurarse que la administración pública que encabeza ofrezca los resultados a los que se comprometió. Todo indica que tendremos un gobierno con mayor racionalidad en su funcionamiento que el que tuvimos en los últimos seis años. Eso marcará diferencia.
Pero también hay retos importantes.
1.- Empieza con finanzas públicas ajustadas.
La situación de las finanzas públicas del país es muy ajustada en virtud del gasto atípicamente elevado de este año. Desde el mes de abril, cuando se presentaron los Precriterios de Política Económica para 2025, se planteó una reducción del déficit público, de 5.9 a 3.0 por ciento. Aun si el recorte fuera inferior, implicaría un primer año con elevada restricción presupuestal.
2.- Existe incertidumbre por la reforma judicial y el resto del plan C.
Entre los inversionistas privados existe incertidumbre derivada de las múltiples interrogantes que aún existen respecto a la reforma judicial. Esto puede llevar –o ha llevado ya– a la posposición de inversiones, a la espera de señales más claras.
3.- Es una incógnita el resultado electoral en EU.
Más allá de la estabilidad de las relaciones institucionales, ofrecería mayores dificultades en nuestra relación con EU un triunfo de Donald Trump en noviembre y se haría más compleja la revisión del T-MEC en 2026.
4.- La complejidad de la relación con el expresidente López Obrador.
No ha habido en la historia reciente del país un expresidente tan poderoso como López Obrador, y tampoco otro que hubiera hecho lo que él para seguir –directa o indirectamente– influyendo. Además de todos los factores anteriores, la presidenta deberá gestionar esa compleja relación.
Todos los nuevos mandatarios llegan al poder con algunos vientos a favor y otros en contra.
De la habilidad para aprovechar unos y sortear otros depende la forma de arrancar una nueva administración.
La mayoría de los mexicanos sin duda esperamos que la primera presidenta en la historia del país sea también una de las mejores.
Aunque en aquellos tiempos había mucho menos encuestas de las que luego se levantaron, a la hora de establecer los saldos, no puede ignorarse que Carlos Salinas de Gortari dejó su cargo con un 76 por ciento de aprobación, de acuerdo con diversos levantamientos que entonces se hicieron.
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Columna Coordenadas de Enrique Quintana en El Financiero
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