Recuerdo una ocasión que en el colegio donde estudiaban mis hijas en la primaria se nos pidió a los padres de familia que lleváramos alimentos para decorar el Altar de Muertos, con lágrimas de nostalgia en los ojos, compré una lata de duraznos en almíbar y un frasco de cajeta, dos delicias combinadas que a mi abuelo Ernesto le encantaban como postre. Siempre solíamos reírnos juntos, bromeando: “¿No te basta con el dulzor del almíbar de la fruta?”.
Desfile de catrinas y catrines reúne a más de mil 500 personas en HuejotzingoDesfile de Día de Muertos cautiva a miles en la CDMXLa tradición de los altares indica que, además de las fotografías de los difuntos y los adornos que los decoran, es fundamental ofrecer la comida que les gustaba a las almas peregrinas que ese día descienden a la tierra.
El Día de Muertos es una festividad representativa de la cultura mexicana, cuyo origen no se encuentra directamente en ceremonias prehispánicas ni en una simple fusión con el catolicismo, como se suele pensar, sin embargo, en excavaciones arqueológicas se han encontrado evidencias de la veneración de los muertos entre nuestras diferentes culturas, información que también se refleja en los códices que documentan sus prácticas.
En realidad, las festividades del 1 y 2 de noviembre fueron establecidas por la Iglesia católica en la Europa medieval. El Día de Todos los Santos, el Papa Bonifacio IV lo estableció el 13 de mayo del año 609, después, el Papa Gregorio III trasladó la celebración al 1 de noviembre en el siglo siguiente.
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