De alguna manera la historia se reitera en las elecciones en EU. Se repite respecto a México en cuanto a que un proyecto radical prevalece con un mandato avalado en las urnas. Aunque en EU la desconcentración del poder y las libertades son una realidad que sirve de contención al presidente, existe un proyecto político que pretende modificar el régimen democrático y que gana la elección, la presidencia, el Senado y posiblemente la Cámara de Representantes. En EU habrá un presidente y en México una presidenta sin los límites tradicionales del régimen republicano, además decididos a transformar de manera profunda la política. Él, al igual que los de Morena acá, podrá invocar el mandato popular en la pretensión de hacer lo que quiera.
¿No hay motivo de preocupación?Está bien, México número 1 en democracia, pero en la lona en universidadesPara México la elección de Trump es el peor desenlace posible. No faltará quien crea que un presidente fuerte en EU servirá para moderar los excesos de los de acá, ingenuidad mayor. Posiblemente quien piense que la “buena” relación entre el expresidente López Obrador y el candidato triunfante sirva para llevar la fiesta en paz, otro ejemplo de candidez. El resultado no es bueno para el país, sí para la televisora que decidió apoyarlo en el momento de incertidumbre.
Trump se lo hizo saber a la presidenta Sheinbaum a horas de ganar la elección: está decidido a utilizar los aranceles para obligar a las autoridades mexicanas a hacer la tarea en seguridad y migración en función de los intereses norteamericanos. Debe entenderse que los aranceles no sólo sirven para someter a los países que comercian con EU, también generarían ingresos para cumplir su promesa de reducir impuestos.
México no será tratado como aliado o socio comercial, sino como un país al que hay que manejar porque no es confiable, porque en la perspectiva de Trump y su triunfante movimiento MAGA no hay espacio para la coexistencia, tienen la idea que los mexicanos han abusado de la vecindad y de los acuerdos, particularmente, porque sus autoridades declinaron luchar contra el crimen y controlar la frontera para evitar el paso de drogas y migrantes ilegales. Los números de la violencia, los casos judiciales de exfuncionarios de alta jerarquía y narcotraficantes como El Chapo Guzmán o El Mayo Zambada confirman la incapacidad del sistema de justicia mexicano para castigar criminales, el país de la impunidad y la corrupción.
El gobierno mexicano ha hecho lo de cajón. Por una parte, decir que las referencias hostiles o negativas son parte de la campaña electoral. Por la otra, anticipar que habrá colaboración y entendimiento. La palabra respeto ya se incorporó en el reconocimiento de la presidenta. Hay respeto de México hacia allá, pero no ha sido recíproco. La presidenta Sheinbaum lo sabe y por eso ha reconvenido al embajador Ken Salazar por su rechazo público a la reforma judicial y reitera el reclamo por la participación del gobierno norteamericano en el secuestro de El Mayo Zambada sin informar a las autoridades mexicanas, una clara muestra de desconfianza a éstas.
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Columna de Federico Berrueto en SDP Noticias
Foto Michelle Rojas
clh
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