Sí algo sé reconocer, es cuando a un sobrecargo le gusta su trabajo y lo hace de manera diligente. En mi vuelo de ida, debo de confesar que prácticamente cruce el Océano Atlántico dormida, tomé la cena y me dormí; desperté una hora antes de llegar al Aeropuerto Charles De Gaulle (CDG) y de ahí a correr a tomar mi siguiente vuelo.
Sin embargo, en el momento en que me atendieron, la tripulación del vuelo de Air France 179 del 8 de diciembre fue muy amable. Ya en el aeropuerto CDG, tuve que pasar migración y cambiar de terminal para tomar mi siguiente vuelo (el 1342, también de Air France). La tripulación siempre con una sonrisa y muy amables, tomando en cuenta que es un vuelo de una hora y quince minutos de duración.
El vuelo de regreso, me brindó la oportunidad de conocer que si llegas por el lado francés, sales por el lado francés en el aeropuerto de “Geneva”. Es un detalle que en lo personal no conocía, y me sorprendió. Ahora ya sé que “…como el terreno del aeropuerto se encuentra en la frontera con el territorio francés, también hay una terminal francesa, y los vuelos a Ginebra desde Francia se consideran “interiores” (de cabotaje) desde otros aeropuertos franceses, a pesar de ser una ciudad extranjera.” (Fuente: Wikipedia)
Así que muy temprano, cuando fui a documentar a los mostradores de Air France, y el personal vio mi pase de abordar, con toda amabilidad me invitó a acudir a la parte francesa del aeropuerto, para que pudiese documentar mi equipaje.
Y así fue como lo hice; el 12 de diciembre tomé el vuelo 1243 de Air France y era tan temprano que me dormí durante todo el viaje, desperté una vez que llegamos a la Ciudad Luz, o más bien a su aeropuerto principal, ¡y va de nuevo!, esta vez el avión nos dejó en una posición remota y hubo que bajar escaleras y tomar el “camioncito” que te lleva a la terminal correspondiente. Nota mental: ese día en Francia hacía más frío que en Suiza.
De ahí pasé una vez más por migración, para esperar mi vuelo a la Ciudad de México. Ya venía más relajada, pues había quedado atrás todo el estrés del evento de la IATA, y el inevitable correr de un lado al otro, mientras tu cuerpo se hace bolas con los cambios de horario. Entonces puse atención a todos los detalles del vuelo.
Cuando hice la confirmación de ese último tramo del vuelo en el hotel de Ginebra, pedí un cambio de asiento; durante la ida viajé en el asiento 15K, que es pasillo en su clase premium, pero a mi lado tuve a un francés malhumorado todo el tiempo, quien estaba en la ventanilla. Para el regreso, mi asiento asignado era el 15 D, otra vez pasillo de clase premium. Chequé si había asientos disponibles en ventanilla y tuve suerte, por lo que me asignaron el 15A.
Yo iba mentalizada a viajar en ventanilla de París a México, sin embargo el destino me tenía reservada una sorpresa. ¿Recuerdan que les dije que en Ginebra hay dos lados, uno francés y otro suizo?, pues la señorita de mostrador, al sacar mi pase de abordar, cambió mi asiento, pero yo no me percaté hasta que llegué a París, en la búsqueda del vuelo que me traería de regreso a México.
Fue entonces cuando vi que el tramo CGD-MEX venía con un asiento business 6H. Así fue como me di cuenta de que no me tocaría viajar en ventanilla, pero sí me tendría la oportunidad de conocer el servicio de clase ejecutiva de Air France. Como ya dije, venía sin presiones y ahora sí observé con detalle el servicio que brinda la aerolínea gala.
El vuelo Air France 178, del 12 de diciembre, fue simplemente increíble, y no por el extra que te da el viajar en business class (yo le llamo “ejecutiva”), sino en la forma en cómo se comportó la tripulación.
No dormí durante el vuelo, y pude comprobar esa calidad y calidez en el servicio. Toda la tripulación siempre con una sonrisa, me tocó ver también cómo atendían la clase premium y la turista, cuando fui a estirar las piernas por la cabina del avión, y el trato para con el pasajero era exactamente igual de cálido que con los de business. Lo único que cambiaba era el tipo de comida que se ofrece, pero de ahí en fuera, el trato era exactamente igual de profesional.
Y lo sé, porque ya he estado de ese otro lado, en donde el servir al pasajero es todo un arte, para hacerlo sentir cómodo y relajado. Me gustó ver la diversidad en sus tripulaciones: jóvenes y más maduros conformaban la tripulación, y eso me hizo recordar a mis tripulaciones en Mexicana; un sentimiento de añoranza repentinamente se apoderó de mí.
Por eso que quiero hablar de la excelente formación que tienen los sobrecargos de Air France, quienes en ningún momento hicieron un mal gesto o una contestación inapropiada; siempre fueron muy amables con todos. Eso sí no puedo decir lo mismo de mis compatriotas pasajeros.
No puedo con actitudes lamentables que exuda cierto pasaje, y me refiero a la forma en que se comporta. Contexto: ahora para abordar el avión, el pasaje se divide en secciones, y hay filas para cada sección; pues no faltó la compatriota “gandalla” que no se formó en la fila que le correspondía, para entrar antes a la aeronave con la gente de una sección que no era la suya.
¿De verdad es tan difícil formarse en la fila que les corresponde? ¿tienen que demostrar su nula educación? Es cuando uno siente vergüenza de ser mexicano y no hablemos de cómo utilizan los baños del avión, no saben jalarle al inodoro, mojan el piso, no limpian el lavamanos, dejan todo salpicado ¿algún día aprenderán? Ojalá.
Porque saber viajar es todo un arte, y es muy similar a cumplir el noveno mandamiento de la ley scout “El Scout es económico, trabajador y cuidadoso del bien ajeno”, cuidas tu entorno y dejas limpio tu asiento.
Agradezco las atenciones de la tripulación del vuelo de Air France 178 del día 12 de diciembre, por esa pasión que demuestran, por su amabilidad, calidez, pero sobre todo, por ser tan profesionales como anfitriones de su país, porque al final eso son las aerolíneas, una extensión de tu patria, y en este caso ellos están orgullosos de la suya y te dan la bienvenida con los brazos abiertos.
También lo sé y no es gratuito, Francia es de los países que tiene los sindicatos más sólidos de la aviación; no es “pecata minuta” ni casualidad que sean uno de los mejores pagados dentro de la industria, y eso también se refleja, así como el respeto que reciben por parte de la aerolínea.
Todo eso hace que se vea en sus tripulantes ese afán de servicio, que siempre esperamos, pero no todas las veces encontramos en otras líneas aéreas. Felicidades, y muchas gracias Air France ¡bonne chance!
Columna Ximena Garmendia en SDP Noticias
X: @xime_garmendia
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