La situación es sumamente delicada, están la inseguridad, el fracaso económico y político del sexenio de AMLO, las complicaciones en la relación México-Estados Unidos, la disputa en el comercio mundial donde México es pieza fundamental por su alianza política, comercial y militar con Estados Unidos y por su posición geopolítica, y algo más, la disputa por el poder de quienes ya lo tuvieron y se niegan a dejarlo.
Encuesta: 61.8%, que Claudia vaya a la inauguración de Trump. Y 30 opiniones másBaja California, sede del primer foro para elaborar el Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030Los caminos de Carlos Salinas de Gortari y Andrés Manuel López Obrador han sido tan similares que sus ambiciones y sus obsesiones los mantienen unidos. Tienen el mismo enemigo en común, la democracia que encabeza Ernesto Zedillo y cualquier otro líder que les dispute el poder, sin importar si surgió de sus propias filas, como fue Luis Donaldo Colosio o lo es Claudia Sheinbaum.
La historia de Salinas de 1994 parece repetirse en AMLO. Ambos tienen hermanos “incomodos”; su ejemplo a seguir fue Plutarco Elías Calles y su ambición, replicar el Maximato aún con los crímenes y asesinatos que los rodean. Los dos vivieron al final de su administración el peor descredito por su fracaso. Salinas siempre coqueteó con la reelección y con su equipo jugó el juego que llevó al magnicidio de Luis Donaldo y Francisco Ruiz Massieu y, a pesar de dejar al país sumido en la más terrible crisis, intento ser el primer dirigente de la recién creada Organización Mundial de Comercio.
Durante la administración salinista se dio la mayor represión en contra de la oposición. Hubo muertos en el recién formado PRD y el PAN perdió a importantes figuras, como Manuel J. Clouthier.
En lo económico, Salinas favoreció a personajes que hasta hoy son parte de la oligarquía, como Carlos Slim, que se decía, era su prestanombres; Ricardo Salinas, Carlos Peralta, la familia Hank, del líder del Grupo Atlacomulco; la familia González Barrera y los beneficiados con la privatización de los bancos, Carlos Cabal, Jorge Lankenau, Ángel Isidoro Rodríguez “El Divino” y José Madariaga.
Su hermano Raúl Salinas se hizo famoso por su terrible corrupción en Conasupo al lado de Ignacio Ovalle, con quien protagonizó reuniones con los principales líderes del narcotráfico de entonces.
Al final los hermanos Salinas fueron señalados por su corrupción y sus relaciones con el crimen organizado, el expresidente no pudo convertirse en dirigente de la OMC, terminó exiliado en Cuba e Irlanda, hasta la fecha no ha regresado a México y sus apariciones públicas son muy escasas.
Salinas odia a Ernesto Zedillo, primero porque no toleró la corrupción de su gobierno y menos la de su hermano incómodo, a quien persiguió y encarceló. Lo odia porque rompió con la hegemonía del grupo tirano que gobernaba, como Ricardo Monreal, Manlio Fabio Beltrones, José Murat, Ignacio Ovalle, Manuel Bartlett y muchos más que se refugiaron en el PRD que dirigía AMLO, el PT y el PVEM.
Salinas vendió espejismos de progreso para dejar la peor crisis económica registrada hasta ese entonces, sin reservas monetarias, con una enorme inflación, fuga de capitales y devaluación sin precedentes, pero Zedillo supo enfrentarlo y resolverlo, y no sólo eso, sentó las bases para la estabilidad macroeconómica que ha mantenido al país de pie frente a los poderosos embates internos y externos.
Es decir, la política económica de Zedillo permitió que durante 30 años no se registraran las crisis de fin de sexenio y se mantuviera la estabilidad.
AMLO lo odia, no es casualidad que cobrara notoriedad defendiendo a los banqueros que Zedillo quiso meter a la cárcel por la defraudación en la crisis del 94, tampoco es casualidad que recuperara espacios para el grupo de empresarios y políticos más cercanos a Salinas, incluidos Cabal, “El Divino”, los Hank, la hija del exsecretario de gobernación de Salinas, Josefa González, Monreal, Bartlett, la familia Murat y personajes que entonces eran jóvenes, como Adán Augusto que fue hechura de Manuel Gurría Ordoñez, administrador de Carlos Hank y padre del Grupo Tabasco.
Hoy la historia los vuelve a unir como dos expresidentes que al concluir su encargo han sido señalados por sus actos de corrupción y sus nexos con el narcotráfico.
Al igual que lo hizo Salinas, AMLO se lanza en contra de su sucesora, en un tema tan importante como la estrategia de seguridad que ha implementado con cierto éxito en estos primeros cien días Omar García Harfuch y, por otro lado, en contra del impulso que se ha venido dando desde la Secretaria de Economía para mantener la confianza y las posibilidades de inversión, defendiendo entre otras cosas, la vigencia del T-MEC.
Lo curioso es el malestar que causa en estos dos expresidentes la reaparición de Zedillo, quien, junto con importantes personajes que lo acompañaron en su administración como Guillermo Ortiz exsecretario de hacienda y ex gobernador del Banco de México, Luis de la Calle, Alejandro Werner, Valeria Moy y Arturo Sarukan, entre otros, participarán en un evento convocado por el ITAM, cuya apertura correrá a cargo del secretario de economía, Marcelo Ebrard.
AMLO ya no da la cara, se dice que está en Palenque escribiendo, pero como lo hizo ver Ciro Gómez Leyva, también tratando de mover los hilos para sobreponerse a un destino que parece será peor que el de Salinas.
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Columna de Manuel Díaz en SDP Noticias
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