Trump, en campaña, negaba lo anterior con un argumento falso que repitió en su discurso de toma de protesta: que las empresas extranjeras pagarán los aranceles. Es mentira porque las empresas que importen mercancías a Estados Unidos transferirán el costo de los aranceles a la gente de ese país.
En el discurso de su inauguración repitió el sofisma: “Inmediatamente voy a empezar a cambiar nuestro sistema de comercio para proteger a los trabajadores estadounidenses y sus familiares. En vez de utilizar nuestros impuestos para enriquecer otros países, vamos a tributar a otros países para que enriquezcan a nuestros ciudadanos”.
No ocurrirá así. Como dijo en redes sociales el especialista Kenneth Smith Ramos, “imponer aranceles de 25 por ciento sería un horrible balazo en el pie para la economía estadounidense… Provocaría un aumento inmediato en los precios de productos agrícolas clave en Estados Unidos… El mismo impacto inflacionario se sentiría en cientos de bienes de consumo y electrodomésticos”.
Sobre el tema, el diario Reforma entrevistó a Mónica Lugo, directora de Relaciones Institucionales en Prodensa, quien expresó que el anuncio de Trump generará “una ola inflacionaria” porque el consumidor final, estadounidense, “va terminar pagando el precio”.
Para Mónica Lugo, “es necesario que la población estadounidense entienda que la aplicación de aranceles a las importaciones de productos no representa cargos que deba pagar un gobierno, sino las empresas compradoras, que a su vez trasladarán los costos a los consumidores finales”. Esta es también la opinión de Juan Carlos Anaya, director General del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas.
Mientras le dure la popularidad Trump sostendrá su política de elevados aranceles a dos de sus más importantes socios comerciales, México y Canadá. Cuando la gente de su país se canse de los elevados precios y los niveles de aprobación del presidente de Estados Unidos disminuyan, reculará.
No lo dijo así, pero también es dinero lo que busca Donald Trump con su proyecto de que Estados Unidos vuelva a controlar el canal de Panamá. Todo lo intentará en su propósito de olvidarse del impuesto sobre la renta que las personas muy ricas no quieren pagar porque se les enroncha la piel solo al escuchar esas cuatro palabras: impuesto sobre la renta.
¿Qué decir de la amenaza de Trump de declarar una situación de emergencia nacional en la frontera de Estados Unidos con México y de su decisión de designar a los cárteles de las drogas como organizaciones terroristas internacionales, que inclusive usará el presidente del vecino del norte para enviar militares a México? Que nuestro país resistirá porque cuenta con un gobierno con un gran apoyo popular, apoyo que se incrementará ante los ataques. Las encuestas no dejan lugar a duda: la gente confía en la presidenta Claudia Sheinbaum. En la actual crisis, ella, mujer inteligente, trabajadora, valiente y honesta, sabrá torear a la bestia. Política experimentada que tuvo durante muchos años una trayectoria científica de primer orden, Claudia sabe fijar objetivos y trazar estrategias para alcanzarlos, tal como lo ha demostrado muchas veces durante su vida. Ni duda cabe, saldremos adelante.