En las carreteras de México, un imprevisto como una llanta ponchada puede arruinar cualquier viaje. Aunque a menudo no le damos la atención necesaria, la llanta de refacción es uno de esos elementos esenciales que, en una emergencia, puede ser la diferencia entre seguir tu camino o quedarte varado.
Entregan 4 notarías más en Puebla; una, a hermano de Julio HuertaPuebla destinará 90 mdp en circuito carretero de Acatlán a La Colorada Pero, ¿sabías que, al igual que las llantas principales, la llanta de refacción necesita cuidados especiales para estar lista cuando más la necesites?
La presión de la llanta de refacción varía según el tipo de vehículo y el tamaño de la llanta. En términos generales, las llantas de refacción compactas suelen requerir una presión mucho más alta que las principales, alrededor de 60 PSI (libras por pulgada cuadrada). En cambio, las de tamaño completo, que son más comunes en vehículos de mayor tamaño, deben tener una presión similar a la de las llantas principales del automóvil, es decir, entre 30 y 35 PSI.
Aunque estos son los rangos comunes, es importante que consultes el manual de tu vehículo o la etiqueta ubicada en el marco de la puerta del conductor para obtener la información exacta. Esto es fundamental, ya que cada fabricante tiene sus propias recomendaciones, y una presión incorrecta puede afectar no solo la eficacia de la llanta de refacción, sino también tu seguridad al conducir.
Es común olvidar que, aunque no se use constantemente, la llanta de refacción también pierde presión con el tiempo. Por eso, es recomendable revisar la presión de la llanta de refacción al menos una vez al mes, al igual que las otras llantas del vehículo. Además, si estás por hacer un viaje largo, nunca está de más hacer una revisión adicional para evitar sorpresas desagradables en el camino.
A menudo, la presión en la llanta de refacción disminuye de manera gradual, lo que significa que puede estar en condiciones precarias sin que te des cuenta. Si dejas pasar mucho tiempo sin revisarla, podrías encontrarte con una llanta inutilizable en un momento de emergencia, lo cual puede resultar en un problema mayor cuando más lo necesites.
Además de ser una medida preventiva, contar con una llanta de refacción en óptimas condiciones es una cuestión de seguridad. Un viaje largo o incluso los trayectos cotidianos pueden ser vulnerables a imprevistos, como ponchaduras, desgaste de las llantas o daños por baches. Tener una llanta de refacción lista para usarse te da la tranquilidad de que podrás resolver la situación rápidamente y sin depender de una grúa o servicios externos en plena carretera.
En México, la ley establece que tener una llanta de refacción funcional es parte del equipo de seguridad obligatorio del vehículo. Así que, si te detienes a pensar, no solo es cuestión de comodidad, sino de cumplir con las normas para evitar sanciones o complicaciones legales.
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xmh
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