Un gigantesco iceberg, considerado el más grande del mundo, se aproxima peligrosamente a las costas de Georgia del Sur, una remota isla en el Atlántico sur. Según informes de Science Alert, el iceberg A23a, que se encuentra a tan solo 280 kilómetros de la isla, podría colisionar con ella en los próximos días, poniendo en riesgo a la fauna local, que incluye pingüinos, focas y especies marinas únicas en el mundo.
Confirma FGE detención de integrante de la banda Los PelonesVIDEO Una alternativa, tamales fritos para este Día de la CandelariaEste colosal bloque de hielo, de más del doble del tamaño de Londres, se desprendió en 1986 de la plataforma de hielo Filchner-Ronne en la Antártida. Desde entonces, pasó décadas atrapado en el Mar de Weddell, hasta que a principios de 2020 comenzó a desplazarse lentamente hacia el Océano Austral debido al derretimiento progresivo de su base.
Después de varios giros inesperados, en diciembre de 2024, el A23a se reactivó y comenzó a acercarse a las islas Georgias del Sur.
Un impacto en la cadena alimentaria marina
La preocupación de los científicos radica en el impacto que este iceberg podría tener en el ecosistema de la región. Aunque no se sabe con certeza cómo afectará a la fauna local, las hipótesis apuntan a que el derretimiento del iceberg podría alterar la química de las aguas cercanas.
Se estima que el hierro proveniente del hielo podría aumentar los niveles de fitoplancton en el océano, lo que, por un lado, podría ayudar a absorber CO2 de la atmósfera, pero también podría modificar la composición del ecosistema marino, afectando a las especies que dependen de estas aguas.
La amenaza no es nueva para la región. En 2004, un fragmento del iceberg A38-B quedó varado frente a las costas de Georgia del Sur durante meses, bloqueando el acceso de los pingüinos y focas a sus zonas de alimentación. Según los expertos, el derretimiento de los icebergs puede alterar los niveles de carbono y nutrientes en el agua, lo que afecta directamente a las cadenas alimentarias y, en última instancia, a la biodiversidad local.
Simon Wallace, capitán del barco Pharos, que opera en la zona, comentó en entrevista con la BBC que los icebergs representan una amenaza constante para el ecosistema: "Los icebergs son peligrosos por naturaleza. Sería muy feliz si no nos alcanzara", afirmó, refiriéndose a la amenaza que el A23a representa.
El riesgo de un futuro incierto
Si bien el iceberg A23a aún no ha tocado tierra, las autoridades y científicos siguen monitoreando su trayectoria con cautela. El derretimiento gradual del iceberg podría liberar grandes cantidades de agua dulce en las aguas del Atlántico sur, alterando la salinidad y temperatura del agua.
Este cambio podría generar un desequilibrio en el ecosistema marino que afectaría a las especies locales, muchas de las cuales son vitales para el equilibrio ambiental en la región.
El caso del A23a es un recordatorio del impacto que el cambio climático tiene sobre los ecosistemas más remotos y vulnerables del planeta. Mientras el calentamiento global sigue modificando las condiciones del hielo en la Antártida, fenómenos como estos podrían volverse más frecuentes, y la vida silvestre de lugares como Georgia del Sur seguirá estando en peligro.
Las consecuencias de esta amenaza siguen siendo inciertas, pero lo que es claro es que la región necesita continuar con su monitoreo constante y medidas de protección para mitigar el impacto ambiental de estos gigantes de hielo.
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