- “Las diligencias ministeriales del fuero común que se hicieron en septiembre y octubre del año pasado (Alfaro era el gobernador de Jalisco) no realizaron el rastreo de indicios o huellas de los hechos. No se cumplió con el debido registro e identificación, sobre todo las prendas de vestir y calzado que quedaron abandonadas en ese sitio”.
- “No se procesaron debidamente los vehículos encontrados, de los cuales tres ya han sido robados. No se dio intervención inmediata a la Fiscalía General de la República (ya la dirigía Gertz Manero). No se realizó la inspección total y exhaustiva del lugar. No se ordenó la inmediata identificación de las huellas dactilares que ahí se encontraban”. Nada de esto hizo el negligente gobierno de Alfaro, es lo que dice el fiscal general. Es un hecho, por fortuna, que las cosas ya empiezan a cambiar en el periodo del gobernador Pablo Lemus.
Después de citar lo anterior, López Dóriga dice que el reporte de Gertz “retrata las complicidades ministeriales con el crimen organizado y su auge y desarrollo”. Debió precisar el columnista que en tales complicidades ministeriales cayó la fiscalía de Jalisco en el gobierno de Alfaro, pero Joaquín, cegado por sus odios, contundentemente sugirió que todo eso fue culpa de los abrazos, no balazos de AMLO.
Triste nivel analítico en la prensa mexicana.
Posdata 1: Mi solidaridad con Joaquín López Dóriga y su familia. Su hija, María José López Dóriga Pérez Romo, no merece los ataques que ha recibido en redes sociales por simple y sencillamente tener un trabajo.
Posdata 2: Si no tiene pruebas, Joaquín no debería acusar a Jesús Ramírez de encabezar los ataques contra María José. No se debe responder a las mentiras con calumnias.