En el Centro de Adiestramiento de Fuerzas Especiales ubicado en Temamatla, Estado de México, las Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano, conocidos como los "Murciélagos", llevaron a cabo un simulacro de rescate de rehén que puso a prueba su destreza y coordinación en condiciones extremas. El ejercicio, que se desarrolló bajo escenarios altamente realistas, fue diseñado para evaluar la eficacia de los soldados en situaciones de alto riesgo, como la de rescatar a una persona cautiva en un entorno peligroso y controlado por enemigos.
Durante el simulacro, se desplegaron varias unidades de acción rápida, incluyendo francotiradores que neutralizaron amenazas enemigas antes de la entrada de las fuerzas de asalto. De acuerdo con el Capitán Segundo de Infantería, Carlos Estrada, el éxito de este tipo de operaciones depende directamente de la rapidez con que se pueda despejar el área. "La velocidad con la que actuamos depende del nivel de amenaza. Nuestra prioridad siempre es el rehén", aseguró el capitán. Una vez despejada la zona, los soldados avanzaron con el respaldo de vehículos blindados, lo que permitió garantizar la seguridad del equipo y la misión.
El equipo táctico empleó una variedad de técnicas y equipamiento especializado durante el simulacro. Una de las maniobras clave fue el uso de explosivos controlados para abrir puertas, lo que permitió un acceso rápido al inmueble donde se encontraba el rehén. Con rapidez y precisión, los soldados neutralizaron a los agresores y aseguraron la zona. El entrenamiento de estas unidades, según Estrada, incluye un perfil de ingreso que exige amplios conocimientos en combate urbano y técnicas de intervención especial para ser considerados para esta unidad de élite.
A lo largo del ejercicio, la atención médica en combate también jugó un papel crucial. Un soldado fue evacuado tras sufrir una herida, y los elementos de sanidad aplicaron primeros auxilios en el campo antes de trasladarlo en helicóptero para recibir atención médica más avanzada. Esta parte del simulacro subraya la importancia de la preparación integral de los soldados, quienes no solo deben estar capacitados para el combate, sino también para atender emergencias médicas en escenarios de alto estrés. "No te pasa nada, te vas a recuperar", tranquilizó uno de los compañeros al herido mientras era evacuado.
Al concluir la operación, y como símbolo de éxito, se desplegó una cortina de humo verde, señalando que la misión de rescatar al rehén había sido cumplida con éxito. Este tipo de simulacros no solo son fundamentales para mantener la eficacia operativa, sino también para perfeccionar la capacidad de respuesta ante cualquier tipo de amenaza que pueda poner en riesgo la seguridad nacional.
El entrenamiento de las Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano está diseñado para crear un perfil de combatiente altamente especializado, capaz de afrontar situaciones complejas y de alto riesgo con la mayor precisión y eficiencia posible. Los soldados que forman parte de estas unidades pasan por rigurosos procesos de selección y capacitación que les permiten operar con una coordinación casi perfecta, garantizando que, en situaciones de vida o muerte, puedan actuar con la rapidez y eficacia necesarias para salvar vidas.
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