Mientras el mundo económico se tambaleaba esta mañana con los números rojos en Wall Street, México no es ajeno al vaivén global. En medio de la incertidumbre económica, y con los ojos bien abiertos ante la posible crisis que acecha, Claudia Sheinbaum, la presidenta de México, proponía su Plan México para enfrentar los retos económicos y sociales derivados de la recesión mundial, que a mi parecer se asemeja más a lo que se denominaba plan de desarrollo. Pero, ¿será suficiente para blindar a nuestro país frente a las tormentas económicas que se avecinan? Mientras tanto, los índices bursátiles de Estados Unidos caen, y los analistas ya comienzan a sacar sus mejores excusas para minimizar lo que se perfila como una desaceleración económica.
Los y las mejores del gabineteLo que Claudia deberá hacer más temprano que tardeLos mercados están en crisis, los índices caen y, lo más importante, ¿qué significa todo esto para los mortales comunes que no tienen acciones en Apple ni acceso al Wall Street Journal? ¿Deberíamos temer una recesión global o solo es una ligera resaca económica después de una fiesta de consumo desmedido?
Primero, hablemos de qué componen estos índices. El Dow Jones es como esa persona que todavía compra discos de vinilo y se cree un “hipster” del mercado. Consta de 30 grandes empresas de distintos sectores, como Apple, Coca-Cola y Nike. Pero, al ser ponderado por el precio de las acciones, es como un club de la alta sociedad donde las grandes empresas tienen más influencia que las pequeñas. Así que si Apple estornuda, el Dow Jones se pone en cama.
El S&P 500, por otro lado, es como el amigo ”cool", con 500 empresas, pero lo que lo hace más democrático es que está ponderado por capitalización de mercado. Es decir, Apple y Amazon pueden mandar en el S&P, pero la voz de todos está representada, no solo la de las grandes corporaciones. Este índice es mucho más diverso y refleja de manera más precisa el comportamiento general de la economía estadounidense.
Y finalmente, el Nasdaq, un índice que se ha convertido en la meca de las empresas tecnológicas, como Tesla, Google y Amazon. Aquí, la tecnología lo es todo, y si hay una caída en este índice, podemos estar seguros de que el futuro digital está teniendo una mala noche.
Cuando estos índices bajan, es una señal de que algo no va bien. Y si uno de ellos se hunde, generalmente lo demás sigue la corriente. Es como una fiesta donde todos empiezan a bailar mal, y al final la música se detiene, dejando a todos mirando sus teléfonos esperando la próxima gran crisis para distraerse.
¿Y cómo nos afecta esta caída?
La respuesta corta es: nos afecta mucho. Es como cuando un amigo que vive lejos te avisa que se va a mudar a tu ciudad, y tú sabes que su drama pronto va a llegar a tu vida. Las caídas en los índices bursátiles de EE. UU. son el termómetro de la salud de la economía global. Si Wall Street estornuda, las economías emergentes como las de México probablemente se resfriarán. La razón es simple: las grandes economías están tan entrelazadas que si Estados Unidos tiene un mal día, el resto del mundo lo nota.
Además, las caídas en los mercados provocan una disminución en la confianza. ¿Por qué gastar dinero si las cosas no van bien? ¿Por qué invertir si el mercado está en caída libre? Cuando las personas pierden confianza en el sistema, se retraen, lo que puede llevar a una reducción del consumo y una caída de la inversión, ambos motores esenciales de cualquier economía. Como cuando te cancelan tu serie favorita: dejas de invertir tiempo en cosas que no valen la pena.
Para los más analíticos, hay varias teorías que explican el porqué de esta caída, y cómo se podría desencadenar una recesión. Vamos a hacer un pequeño repaso, no para darte una clase aburrida, sino para ponerle más sabor al asunto.
En mi opinión si los índices de Estados Unidos siguen cayendo, probablemente el clima económico se ponga más sombrío. Pero no todo está perdido. Como en toda gran tragedia económica, siempre hay un punto de inflexión donde la recuperación es posible, si las políticas adecuadas se implementan a tiempo.
Ahora, el Plan México propuesto por Claudia Sheinbaum es un intento de anticiparse a los retos económicos, proponiendo medidas para reactivar la economía nacional, proteger el empleo y asegurar una estabilidad ante los posibles efectos de la recesión global. Sin embargo, la pregunta es: ¿será suficiente? Los desafíos globales son complejos y, si bien el plan puede proporcionar un alivio a corto plazo, el éxito de estas medidas dependerá de la coordinación efectiva con políticas económicas a nivel federal, y de cómo se maneje la relación con los grandes actores internacionales, como Estados Unidos y China.
En el fondo, lo que estamos viendo es un reflejo de la fragilidad de la economía global. Un mal movimiento en Washington o un conflicto comercial internacional puede desencadenar una reacción en cadena que afecte a todos los países interconectados. Si la confianza se pierde, es muy difícil recuperarla. Así que, por ahora, mantenemos la calma y un ojo en los mercados
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Columna de Emmanuel Gómez Hernández en SDP Noticias
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