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Jueves, 28 de Marzo de 2024

Generaciones de migrantes pierden su identidad

24 Agosto, 2019
Érika Nieto

Uno de los principales problemas que están enfrentando algunas organizaciones pro-migrantes es evitar que las costumbres, tradiciones y hasta la lengua del país de origen no desaparezca a través de las generaciones de migrantes que radican en la Unión Americana. Y es que, aunque parezca lógico y hasta natural al ciudadanizarse en otro país, la pérdida de estos valores dañaría hasta economías nacionales que están soportadas en las remesas, como México.

 

Arturo Carmona, ciudadano americano, pero hijo de padres mexicanos, quien participó en campañas electorales como la de Bernie Sanders o Hillary Clinton asegura que, según algunos estudios sociológicos, a partir de la tercera generación de las familias migrantes se empieza a perder el idioma originario, así como la idea de regresar, aunque sea de visita, al país del que salieron los padres, los abuelos o hasta los bisabuelos.

 

De continuar esta tendencia podrían afectarse, incluso, el envío de remesas, en las cantidades tan grandes como ahora se reciben, principalmente, porque la falta de identidad hacía el país de origen de sus ancestros hará que no quieran voltear hacía otro país que no sea Estados Unidos.

 

Y es que resultó de gran interés el Segundo Congreso Internacional Migrante organizado por la Unión de Poblanos en el Exterior que fundó el migrante mixteco Pedro Ramos y a la que asistieron expertos en el tema migrante como Jaime Lucero, originario de Ciudad Serdán y quien ha representado el éxito al que pueden llegar los migrantes poblanos en Estados Unidos, así como Coordinadores de Albergues de Migrantes en los estados fronterizos de Tijuana y Mexicali.

Una de las propuestas del experto para incentivar el interés de las nuevas generaciones en sus familias radicadas en México es la firma de convenios con universidades como la BUAP para hacer intercambios estudiantiles y así lograr que los jóvenes conozcan de cerca los aromas, sonidos, colores y sabores de las tradiciones mexicanas formando así la identidad que sus padres no lograron transmitirles.

Desafortunadamente, pocas son las familias migrantes que educan a sus hijos o nietos, nacidos ya con la ciudadanía norteamericana, el idioma español como segunda lengua, festejos como los XV años, celebraciones con piñatas, la tradicional ofrenda o comidas tradicionales mexicanas como los tamales, el pozole y hasta el mole, provocando que se “americanicen” de tal forma que México sea completamente ajeno para ellos.

Por cierto, el recién nombrado nuevo Embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau está tomando la misma dinámica que aplicó su predecesora en el cargo, Roberta Jacobson, al visitar junto con su familia, lugares icónicos de la cultura mexicana como Xochimilco o la Basílica de Guadalupe, mostrando una apertura positiva a la relación que tendrá con ciudadanos americanos radicados en México, muchos de ellos, descendientes de familias migrantes mexicanas, principalmente deportadas.

Familias mexicanas que regresaron a nuestro país obligadas por la autoridad migratoria y que trajeron con ellos a pequeños ciudadanos americanos que, en su mayoría, no hablaban ni el español y no conocían nada de México.

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