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Miércoles, 24 de Abril de 2024

Genoveva Huerta perdió su última batalla

4 Octubre, 2022
Fermín Alejandro García

Lo ocurrido el domingo no significó solamente perder una asamblea más –la de la renovación del Comité Municipal panista de la capital–, sino podría ser la última batalla de la corriente morenovallista encabezada por Genoveva Huerta Villegas y Eduardo Alcántara Montiel, quienes han perdido todos los espacios políticos disponibles en el Partido Acción Nacional. Prácticamente es una facción que acaba de entrar a la marginalidad dentro de esta fuerza política.

La dupla Huerta y Alcántara perdieron el domingo anterior la oportunidad de ser parte del proyecto de cohesionar al PAN que ha planteado el edil de la capital, Eduardo Rivera Pérez, como una manera de fortalecer al proyecto panista de pelear en dos años la gubernatura, la mayoría del Congreso y las alcaldías de la zona metropolitana de la ciudad de Puebla, junto con las ciudades de Tehuacán y Atlixco, que son las prioridades del albiazul.

En la segunda semana de agosto pasado, sin la formalidad de una reunión institucional, Eduardo Rivera invitó a desayunar a las cabezas de las principales expresiones del PAN poblano. La única ausencia notable fue la de Rafael Micalco Méndez, quien ya ha sido dos veces dirigente estatal del partido.

Ahí en ese encuentro, el alcalde logró sentar a los yunquistas y los antiyunquistas, a los morenovallistas, a los que representan al grupo político del exgobernador José Antonio Gali Fayad y algunos líderes históricos del partido. Era un conclave inédito, entre otros aspectos, porque no hubo fricciones ni rivalidades.

En dicha reunión Rivera les planteó que es necesario que todas las expresiones “cierren filas” para que el panismo, en la contienda de 2024, pudiera obtener las candidaturas más importantes del estado y al mismo tiempo, se logre mantener la coalición opositora con el PRI y el PRD, junto con otras agrupaciones políticas.
 

También les expresó que era necesario mantener unido al partido bajo el entendido de que la lucha política está afuera, es contra la 4T, y no entre las corrientes internas del albiazul.

Para convencer a los presentes, les dijo que habría espacios políticos de participación para todos los ahí representado en esa platica de “amigos”.

Todo estuvieron de acuerdo en ese planteamiento. No faltó quien hizo la definición de que el PAN está en crisis y la alternativa planteada por Rivera es el único camino de la recuperación política del partido de la derecha.

Ahí estuvieron Genoveva Huerta, la expresidenta estatal del PAN y actual legisladora federal, y Eduardo Alcántara Montiel, el coordinador de los diputados locales. Ambos no se opusieron al proyecto planteado en el desayuno en cuestión.

Se dijo –en ese mismo encuentro– que un primer ejercicio de “unidad” era que, en la renovación del Comité Municipal del PAN en la capital, se viera un panismo unido a través de una planilla única y plural que estaba construyendo Jesús Zaldívar Benavides, el dirigente que caminaba a reelegirse. Todos dijeron que si.

Al terminar esa reunión había “un buen sabor de boca”, algunos creyeron que se ponía fin a la ya prolongada rivalidad que existe entre Genoveva Huerta Villegas y Eduardo Rivera Pérez, que data del año 2017, cuando el morenovallismo intentó meter a la cárcel al actual presidente municipal de la capital.

Dos meses más tarde se cumplió la promesa de ir todo unidos en la renovación de la dirigencia del PAN en la capital. Los únicos que se apartaron de ese proyecto fue Genoveva Huerta y Eduardo Alcántara.

Pese a los llamados de que se abstuvieran de crear un desgaste innecesario, Eduardo Alcántara Montiel convenció a la diputada local, Guadalupe Leal, una ferviente morenovallista, a que se inscribiera en la contienda panista del domingo pasado.

Mientras que Genoveva Huerta se puso a convocar a todos los panistas inconformes con el liderazgo con Eduardo Rivera a expresarse en la asamblea municipal.

El desenlace fue catastrófico: la dupla Huerta-Alcántara solo consiguió 100 votos. Fue el 10 por ciento de los sufragios emitidos. Fue un resultado más que humillante para los morenovallistas.

Es un reflejo de que perdieron todo, que ya nadie los sigue. Ni siquiera los que en 2021 todavía apoyaron a Genoveva Huerta cuando fue candidata a la reelegirse como presidenta estatal del blanquiazul y que acabó perdiendo.

¿Qué sigue ahora?

De aquí a la contienda electoral de 2024, ya no hay la renovación de ninguna dirigencia del partido.

La dupla Huerta–Alcántara está tan debilitada y sin seguidores, que difícilmente podría  pelear alguna candidatura relevante de un cargo de elección popular en la próxima sucesión gubernamental.

En el hipotético escenario de que Eduardo Rivera se convirtiera en mandatario estatal en 2024, tal como son sus intenciones, los morenovallistas Alcántara y Huerta ya están “marcados” como los únicos que no pueden ser llamado a formar un gobierno, porque ya demostraron que no saben construir la unidad y ser leales a su palabra.

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