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Jueves, 18 de Abril de 2024

Ignominia política

13 Marzo, 2023
Fernando Maldonado

En apenas dos meses de este 2023 la clase política ha exhibido el bajo nivel para el debate público. No sólo se ha concentrado en detalles mínimos que pone de manifiesto la corta visión, sino el egocentrismo exacerbado en un contexto amplio lleno de desafíos y retos que rebasan con mucho la frontera que divide al centro del país con el territorio poblano, a partir de los volcanes.

Aún median 15 meses para el proceso electoral de 2024 y ya la incorporación de impresentables está en todos los equipos que se han asumido como protagonistas de un contienda sin cuartel, lo que desnuda además, una retórica poco elocuente de parte de quienes con mayor denuedo buscan ser elegidos candidatos por el partido en el poder: Ignacio Mier y Alejandro Armenta.

En menos de tres días, uno y otro han dicho que no habrá guerra de trenes, lo que notoriamente resulta falaz. La evidencia muestra que en la pelea por el poder estarán dispuestos a destacarse -para utilizar un término recurrente en ese partido político-.

Mientras en la aldea discuten aún sobre la hipotética incorporación al Movimiento de Regeneración Nacional de un gatopardista como Antonio Gali Fayad, convertido en instrumento político del que se sirvió Rafael Moreno Valle Rosas para perpetuar su poder más allá del mandato constitucional en 2017, los riesgos están en todas las trincheras políticas.

La purulenta política panista explica el porqué aún pelean por un perfil como el exgobernador que permitió todo tipo de rapacería con los recursos públicos a cargo de un grupo de colaboradores y funcionarios que aprovecharon cargo y poder que envilecer el servicio público.

No es el único, pero ilustra: el desastre en el que se convirtió la intervención de una de las avenidas más bellas y emblemáticas de la carpotal poblana como la avenida Juárez, a cargo de los hijos del ex mandatario y un grupo de mercaderes de favores políticos.

La mala memoria suele dispensar presencias indeseables, como Fernando Manzanilla Prieto en el equipo político de Ignacio Mier Velazco, el coordinador de los diputados federales de Morena a quien un grupo amplio de beneficiarios de la política, queman incienso.

Manzanilla Prieto, todos lo saben, fue autor de múltiples atropellos políticos que perfilan a un hombre sin escrúpulos dispuesto a las malas artes cuando ha tenido acceso al poder, como sucedió en el periodo en el que se mantuvo en el gobierno de su ex cuñado, el difunto Rafael Moreno Valle Rosas.

Para nadie es desconocido que el operador estrella del legislador plurinominal rompió con la parentela política cuando le cerraron la puerta para ser candidato a la presidencia municipal por el Partido Acción Nacional, lo que contrasta con su coartada, publicada recientemente en e-consulta para justificar su incorporación a la escena.

En el otro frente, con Alejandro Armenta, presidente del Senado ha salido del clóset otro morenovallista que fue prácticamente de todo: Mario Rincón González, orgulloso candidato del PAN a una diputación.

Como Manzanilla, Rincón también hizo lo indecible para perpetuar ese grupo político que en Acción Nacional le abrieron la puerta para vivir los excesos que con solvencia se ha documentado en los últimos años. Nada tan reprochable como la flaca memoria, la pequeñez de criterio y el oportunismo que refleja la pobreza de la clase política local.

 

@FerMaldonadoMX 

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