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Viernes, 11 de Octubre de 2024

La camisa del Che Guevara cuando lo mataron está en Puebla

11 Octubre, 2024
Leticia Montagner

Este 9 de octubre se cumplieron 57 años de la muerte del legendario guerrillero cubano argentino, Ernesto Che Guevara, la figura más emblemática de la Revolución Cubana, cuya imagen todavía se recuerda.

En Puebla Capital vivió desde joven el Doctor Moisés Abraham Baptista, nacido en Sucre, Bolivia pues llegó a México a estudiar, conoció Puebla, se quedó y falleció en 2023. Fue un destacado oncólogo y quien le hizo la autopsia en Valle Grande, Bolivia, al Che Guevara, pues era el encargado de la clínica a donde llevaron su cuerpo.   

Vale la pena leer un resumen del capítulo 9 del libro inédito aún, titulado Yo Hice la Autopsia al Che Guevara, escrito por quien esto escribe, donde Moisés Abraham narra de cómo guardó la camisa del guerrillero, antes de realizar la autopsia, cómo la sacó de Bolivia y la tuvo guardada en Puebla:

De Cómo Obtuvo el Doctor Moisés Abraham la Camisa del Che Guevara. Una de las últimas fotos con vida del Che, relata el doctor Abraham, junto al agente de la CIA, Félix Rodríguez, muestra al guerrillero con chamarra con cremallera y abajo una camisa con botones desabrochada. Es la prueba de que tengo la camisa. Esa es la única prenda que guardé de todos los sucesos de la muerte del Che.

Cuando llegó el helicóptero a Vallegrande, después de desatar y bajar la camilla con el cadáver del Che, luego de meterlos en mi furgoneta Chevrolet y tras llegar al hospital del Señor de Malta, los soldados depositaron al Che en la lavandería.

El lugar tiene solamente tres paredes, sin puertas. Mide unos cuatro metros de largo por dos y medio de ancho. Las pilas de agua están al fondo. Estaba a más de 100 metros en el patio trasero del hospital.

La camilla donde estuvo el cuerpo, es la misma donde llegó el Che y en la que se lo llevaron para enterrarlo. Ya no tenía puesta la camisa que el doctor Abraham guardó en la parte baja de las piletas. La noche anterior la envolví en papel periódico y después la guardé en su cuarto de descanso del Hospital, dijo.

Contrario a lo que muchos afirman que el Che se vestía andrajoso, que estaba sucio cuando lo capturaron, la camisa que portaba estaba relativamente nueva. Algún soldado dijo que les vendían alimentos, medicinas y ropa en los poblados que visitaban los guerrilleros. El pantalón sí estaba sucio, los calzoncillos sucios. Toda esa ropa se quedó ahí, pero alguien la recogió. Inclusive los huaraches ya no estaban al día siguiente.

El Che tenía una herida en el antebrazo y otra en la pierna, esas fueron heridas en combate, así llegó a La Higuera. En los documentos que tengo se ve. Al Che lo abandonaron. El Che cuando murió estaba muy lleno de melena, cuando yo lo recibí le quité los calzoncillos.

Es una camisa, no una chaqueta militar color kaki que la compraron en un pueblo boliviano donde llegó el Che con la guerrilla, era relativamente nueva. Muy probablemente es un producto boliviano. Investigué después y me enteré que el Che llegó a una población que se llama Samaipata y ahí se compró una camisa, la misma que traía cuando lo mataron.

La Historia de Cómo Sacó la Camisa de Bolivia. Cuando le quité la camisa, discretamente la deposité en la parte de atrás de una pileta. Luego en de hecho la guardé en una esquina de la lavandería. Tenía mucha sangre. Posteriormente me fui a mi cuarto en el hospital donde a veces dormía y era de descanso.

Tiempo después, debidamente envuelto la saqué de mi cuarto, la tuve en mi casa que tenía en el centro de Vallegrande y después me la llevé en mi camioneta Chevrolet a Sucre. Ahí, se la entregué a mi mamá, le dije que era algo muy valioso y que además valdría más con el tiempo, desde el punto de vista histórico. Mi mamá la guardó en Sucre en nuestra casa. 

Un familiar, posteriormente viajó a México y me la trajo, asegura. Yo pienso que tiene valor porque la camisa tiene coágulos de sangre seca. Alguien de la servidumbre un día la quiso tirar, porque estaba muy gastada y manchada. Tuve que decirle a mi mujer: No me toquen eso, ¡guárdenla!

Hasta aquí el resumen, una parte del relato interesante, sin duda, de un médico boliviano, nacionalizado mexicano y asentado en Puebla durante muchos años.

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clh

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