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Viernes, 24 de Enero de 2025

Tonantzin Fernández exhibe su desconocimiento del municipio que gobierna

9 Enero, 2025
Fermín Alejandro García

En San Pedro Cholula ha revivido un movimiento de defensores del patrimonio cultural que están demandando que se frene de manera definitiva el proyecto de construcción de un enorme hotel, que sería propiedad de José Luis Márquez Martínez, el exedil de Zacatlán y esposo de la actual presidenta de ese municipio, Beatriz Sánchez Galindo. El inmueble está asentado en la zona de la base de la pirámide cholulteca y aunque dos veces la obra ha sido clausurada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), no se ha abandonado la pretensión de terminar con la instalación de ese centro de hospedaje.

Lo que más sorprende es que la demanda de demoler o expropiar el inmueble en cuestión ha sido ignorada totalmente por la edil de San Pedro Cholula, Tonantzin Fernández Díaz, quien ganó el cargo bajo las siglas de Morena y antes de incursionar en política, formó parte del movimiento de defensa del patrimonio cultural de la pirámide prehispánica de Cholula, que en su momento el ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas quiso convertir en un parque de diversiones.

Tonantzin Fernández desde que surgió como un personaje público –en 2018 cuando se convirtió en diputada local— siempre se ha manejado como una defensora de la identidad cultural de Cholula y por eso ahora, que ya es alcaldesa, está empezando a generar un desencanto por “darle la espalda” a la exigencia de frenar el hotel del matrimonio Márquez-Sánchez, mediante una expropiación o una demolición de dicho edificio.

Son dos las interpretaciones que explicarían ese comportamiento:
 

Primera: cuando Tonantzin Fernández “alzó la mano” para buscar ser candidata de la 4T a la alcaldía de San Pedro Cholula, brotó una fuerte oposición a su postulación por las bases morenistas al indicar que ella inició su carrera política en San Andrés Cholula –lo cual es cierto– y como en ese municipio no tenía posibilidades de triunfo, de manera oportunista, se había cambiado de demarcación para buscar alcanzar un cargo público, luego de haber sido dos veces diputada.

La morenista siempre se defendió argumentando que, aunque su trayectoria política arrancó en San Andrés Cholula, había nacido y cursado su educación básica en San Pedro Cholula. Finalmente, por una decisión política la nombraron aspirante a edil, pese al rechazo de importantes núcleos de militantes de Morena.

Ahora se estaría constatando que tenían razón sus detractores, pues la alcaldesa está demostrando un pobre conocimiento de los problemas y conflictos que han acontecido en San Pedro Cholula. Como es el tema del hotel en cuestión, del que se tiene una exigencia de más de 10 años de que no dañe el paisaje histórico de la pirámide.

Segunda: José Luis Márquez tiene una larga carrera como político del PRI, que le permitió ser uno de los principales operadores del “góber precioso”, es decir de Mario Marín Torrez, cuando fue alcalde de la capital y luego gobernador.

En el proceso electoral de 2021, Márquez fue de los pocos priistas que ganó un cargo público relevante para convertirse –por segunda vez— en alcalde de Zacatlán. Hasta no hace mucho, era el gobernante más importante del PRI en el estado de Puebla.

A finales del año pasado, fue de los primeros cuadros destacados del partido tricolor que mudaron sus intereses a la 4T, con el propósito de que su esposa Beatriz Sánchez Galindo fuera quien le sucediera en el cargo. Esto luego de que ambos se percataron que con las siglas del PRI no ganaban los comicios del pasado 4 de junio.

Entonces pareciera que como el matrimonio Márquez-Galindo ya es converso a Morena, entonces un ayuntamiento de la 4T, como el de Tonantzin Fernández, ya no los toca “ni con el pétalo de una rosa”.

Eso acá en Puebla y en China se llama impunidad y tráfico de influencias.

Y también es una incongruencia que la edil de San Pedro Cholula utiliza en su comunicación institucional la frase “¡Nuestras raíces son nuestra fuerza!” y cuando tiene la oportunidad de defender el patrimonio cultural, actúa con omisión.

O por lo menos, eso es lo que parece por el momento.

La historia de hotel del matrimonio Márquez–Sánchez Galindo

El 19 de septiembre de 2024, en este espacio periodístico por primera vez se habló del proyecto hotelero de José Luis Márquez. En esa fecha, el político expriista estaba a punto de dejar el cargo de edil de Zacatlán, mismo que más tarde asumió su esposa Beatriz Sánchez Galindo.

Se reproduce textual la columna de esa fecha:

Ahora que José Luis Márquez Martínez abandono el PRI y entró al círculo político de Morena, además de que está por concluir su mandato como edil de Zacatlán, es pertinente preguntarse: ¿cuál va a ser el destino de una polémica propiedad que tiene el alcalde en el centro de San Pedro Cholula? Un inmueble que se aleja mucho de la austeridad republicana de la 4T y que ha estado en la mira del INAH, por contravenir las normas para la preservación del paisaje histórico de una de las zonas arqueológicas más importante de Puebla y de México.

 El inmueble en cuestión se ubica en las calles 2 sur y 5 Oriente del Centro Histórico de San Pedro Cholula. Está a unos pasos de la pirámide de Cholula.

El proyecto que ha acariciado el político expriista es abrir en ese lugar el hotel más grande de San Pedro Cholula, para explotar la riqueza turística de la región.

Luego de que Márquez terminó su primer mandato como alcalde de Zacatlán, durante el sexenio de Melquiades Morales Flores, traslado su residencia a San Pedro Cholula y su actividad política a la capital, en donde se incorporó a la facción de Mario Marín Torres, quien se acabaría convirtiendo en alcalde de la ciudad de Puebla y posteriormente titular del Poder Ejecutivo estatal, además de ser el gobernador más odiado y repudiado a nivel local, así como en el ámbito nacional.

Siendo parte fundamental del grupo de Marín, el político oriundo de la Sierra Norte compró una propiedad nada pequeña en la zona monumental de San Pedro Cholula, pues se estima que tiene más de 3 mil metros cuadrados, en la dirección antes citada.

La polémica inicia porque hay dos versiones de como adquirió la propiedad, que por su ubicación y tamaño tiene una alta plusvalía inmobiliaria.

Se dice que habría pagado 50 millones de pesos, que es una cantidad fuerte para alguien que se había venido desempeñando en el servicio público.

La otra versión es que habría ganado un juicio, que le adjudicó la propiedad, luego del fallecimiento de la propietaria original, una mujer de la tercera edad. No se sabe en realidad que ocurrió.

Al paso de los años, cuando ya era gobernando el estado el panista Rafael Moreno Valle Rosas, el entonces político marinista logró obtener los permisos para construir un hotel en la propiedad adquirida.

Es el ayuntamiento de José Juan Espinosa Torres el que le otorga las licencias a Márquez, pese a que entre ambos no había una buena relación. El primero militaba en el movimiento obradorista –por cierto, ahora es priista— y el segundo, en ese entonces, era dirigente del sector popular del PRI y en el presente, ya es parte de la 4T. Es decir, entre ambos al cabo 8 o 9 años se acabaron invirtiéndose sus lealtades políticas.

Cuando la obra ya estaba muy avanzada –ver las fotos— surgió la protesta de hoteleros de la zona, pero sobre todo de activistas a favor del patrimonio cultural, porque el hotel iba a tener una altura de cuatro o cinco pisos, según el proyecto de la obra, lo que provocaba que se tapara la vista que existe desde el zócalo de San Pedro Cholula a la zona de la pirámide.

Tal situación era un atentado al paisaje histórico, porque se rompía con la vista que se aprecia desde el zócalo o desde la pirámide, que uno de los grandes atractivos culturales de la zona patrimonial.

Como siempre ocurre, intervino el INAH y clausuró temporalmente la obra.

Luego ya se iba a retirar la sanción y se dejaría que continuaran los trabajos de edificación, pero la presión de activistas a favor de la defensa de patrimonio cultural llevó a que el INAH dictara una segunda clausura definitiva. Por lo menos, a la intención de construir una estructura de más de tres pisos.

Se dice que fue mucho el coraje de Márquez por la sanción del INAH.

No es para menos, se especula que el hotel en cuestión podía haber tenido una inversión de unos 100 millones de pesos.

Surge otra vez la pregunta: ¿un exalcalde de un municipio de la Sierra Norte tiene la capacidad de hacer ese tamaño de inversión?

Fue tanto el enojo que José Luis Márquez abandonó todo.

Incluidos “dos perros finos”, refiere un vecino, que narra: los canes se quedaron encadenados dentro del inmueble y sin que nadie los atendiera.

Algunas veces un carnicero que está ahí cerca su negocio se apiadaba y pasaba a dejarles grandes trozos de carne. De un día para otro los animales desaparecieron. No se sabe si se los robaron o se murieron de hambre.

Ahora es conveniente preguntarse ¿en menos de un mes, cuando Márquez termine su segundo mandato en Zacatlán, ahora si va a desarrollar su vocación de hotelero?

Allá en Zacatlán se dice que es dueño del hotel San Román, que nada tiene que ver con el tamaño e importancia del proyecto de hospedaje en San Pedro Cholula.

Tal vez José Luis Márquez siga aplazando dedicarse de tiempo completo a ser prestador de servicios turísticos y continúe en la política. ¿En que posición? En ser “la sombra” del próximo gobierno municipal de Zacatlán, que será encabezado por su esposa: Beatriz Sánchez Galindo.

 
clh

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