*
Miércoles, 22 de Enero de 2025

Tres tipos de delincuencia que acosan a la Central de Abasto

21 Enero, 2025
Fermín Alejandro García

La crisis de inseguridad que se vive en la Central de Abasto de Puebla (Cedap) no es algo menor, es una situación que se ha agravado no solo por el número de delitos que ocurren con frecuencia, sino incluso por la variedad de organizaciones criminales que intervienen, las cuales van desde grupos de jóvenes novatos, pasando por bandas que vigilan a los bodegueros en sus todas sus actividades cotidianas y hasta organizaciones del crimen organizado, que han buscado apropiarse del control total de este centro prioritario de comercialización al mayoreo.

El problema toral es que mientras las autoridades se tardan en actuar o se desatienden de lo que ahí pasa, las diferentes agrupaciones criminales pareciera que llevan un avance medido, paulatino y ascendente para dar mayor alcance a sus actividades delictivas.

Hasta hace unos pocos años, las bandas buscan asaltar los camiones de mercancías en calles y carreteras alejadas de la Cedap, para pasar desapercibidos.

Meses atrás los atracos empezaron a ocurrir en las inmediaciones de la Central de Abasto, pero todavía buscando por parte de los asaltantes no llamar tanto la atención.

Desde mediados del año pasado y hasta la fecha, se ha detectado que los grupos criminales ya actúan en el área perimetral de la Cedap y tienen vigilados a los bodegueros, junto con los empleados, como una manera de poder robar dinero en efectivo y cargamentos.

Se sabe que los últimos episodios graves en que asesinaron a un par de comerciantes de la Cedap, en los primeros días de enero de este año y en hechos por separado, los delincuentes los habrían seguido después de que salieron de la Central de Abasto y sabían que llevaban dinero en efectivo.

Lo que habla de una red de espionaje, llamada popularmente “halconeo”, de las agrupaciones criminales que tienen azorados a los bodegueros.

Y si no se frena el avance del hampa, no es difícil que en breve ya haya asaltos directos a las bodegas de la Cedap, de acuerdo con lo que han narrado comerciantes bien informados.

Por lo menos hay tres categorías de criminales que estarían actuando en la Central de Abastos, según el testimonio de quienes ahí laboran a diario. Estos son:

Primero: hay grupos de adolescentes o adultos muy jóvenes, que ya usan armas de fuego y que pertenecerían a la colonia Jorge Murad. Son hábiles para huir, no les importa ser reconocidos y se dedican a asaltar.

Segundo: en las colonias Guadalupe El Conde, Villa Frontera y Central de Abasto, muchos dueños o administradores de bodegas de la Cedap optaron por construir grandes casas en estas demarcaciones, para ahí vivir o pernoctar algunos días cerca de su centro laboral.

Eso dio pie a que grupos criminales también se han asentado en esas colonias como una manera de vigilar todos los movimientos de los dueños de las naves de la Cedap. Algunos de los comerciantes ya han sido asaltados o han sufridos secuestros exprés, de unas pocas horas, al salir o llegar a sus viviendas.

Tercero: uno de los problemas fundamentales, en todo México, es el crecimiento del consumo de drogas, sobre todo entre trabajadores que están sometidos en jornadas laborales extenuantes. Es un sector donde los hábitos han cambiado de la mariguana, el crack –llamada “piedra”– y la cocaína, por el cristal y las metanfetaminas, que son las “tachas”.

Antes, los consumidores de la Central de Abasto cuando querían drogarse llamaban a un narcomenudista que llegaba, entregaba los enervantes y se retiraba, sin causar mayor revuelo.

Desde hace dos o tres años, una poderosa organización del crimen organizado, proveniente del norte del país, llegó a instalarse en algunas áreas de la zona C de la Cedap. Con el propósito de vender los enervantes de mayor consumo.

El mayor problema es que esa organización no busca reducir su actividad solo a la venta de cristal y de “tachas”, sino también quieren ofrecer otros “servicios”, como una manera de ganar presencia y luego –se cree– que intentarían apodarse del control total de la Central de Abasto.

Estos criminales ofrecen “protección” a mujeres u hombres que son acosados sexualmente o son víctimas del mal trato de otros trabajadores. Se prestan para cobrar deudas. También prestan dinero e incluso, reclutan a empleados para ofrecer a quien necesite de “mano de obra”.

La situación fue denunciada en su momento y entonces la Guardia Nacional desplegó a un equipo de inteligencia.

En alguna ocasión, en agosto de 2023, uno de los agentes encubiertos fue detectado cuando tomaba fotos a un lugar –dentro de la Central de Abasto– en donde se vendían drogas.

Al agente le quitaron la cámara y descubrieron varios videos que había tomado del área de conflicto. Por eso lo sometieron, lo golpearon –dentro de un local– hasta matarlo y aventaron el cuerpo en territorio tlaxcalteca. Se trataba de un miembro de la Guardia Nacional llamado Isauro G.V.

La reacción de las fuerzas federales no se hizo esperar. Intervinieron la Central de Abasto y hubo algunos detenidos. La mayor parte del grupo criminal huyó de Puebla.

Al paso de los meses, se fue la Guardia Nacional de la Central de Abasto y los grupos del crimen organizado regresaron.

 

clh

 
 

Vistas: 143