En sus orígenes sería hospital, pero desde hace 47 años funciona como reclusorio en pleno corazón de San Pedro Cholula. Desde siempre ha sido motivo de disputa entre autoridades municipales y los gobernadores estatales en turno y hasta coartada para que candidatos a puestos de elección popular hayan salido a buscar votos.
Bien podría llamarse “El palacio negro de Cholula” a esa fortificación que alberga todo tipo de historias oscuras porque entre sus frías paredes ha desfilado todo tipo de personajes que han dado vida a leyendas negras mientras al otro lado de los altos muros de ladrillo cientos de familias cholultecas hacen su vida diaria y cientos de paseantes, muchos de ellos de la era milennial, viven ajenos a la otra realidad: la carcelaria.
Citar la existencia de ese viejo penal es indispensable porque en distintos tonos los presidentes y presidentas municipales han hablado de la necesidad de reubicarlo. No sólo porque el edificio requiere de mantenimiento profundo en su añeja estructura que data de 1810 y su restauración sucedió un siglo después, en 1910.
También es necesario llevarlo a otro sitio por la peligrosidad de algunos de los internos que ahí han sido encerrados. Quienes han dado cobertura a la fuente policiaca aún deben tener presente que fue de ahí de donde se escapó un grupo de personajes que formaron parte del Cártel de los Zetas.
Fue el domingo 27 de noviembre de 2011 cuando por un boquete abierto por una de las paredes consiguieron alcanzar la calle 11 reos, entre ellos el que parecía ser el líder, José Diego Frankis alias “El Apá” e Israel Ramírez Hernández alias “El Chuleta”, jefe de una banda dedicada al secuestro.
La célebre fuga dio motivo a que el director del penal de esa época, Daniel Martínez Casco y 17 custodios fueran puestos a disposición por su probable colusión con los presos que eran considerados como peligrosos. Un ex director de ese penal alguna vez contó al columnista la sensación de tener enfrente a Frankis, que de verdad imponía temor por su postura desafiante y la seguridad de que los fundadores del cártel de la “última letra” irían a su rescate.
Hace apenas una semanas que de ahí salió el periodista Arturo Rueda Sánchez de la Vega, beneficiado por la justicia federal tras enfrentar un proceso por el delito de extorsión que de ninguna manera se debe interpretar como un acto de censura en contra de la libertad de expresión ni del ejercicio periodístico.
Otra celebridad qué pasó noches en sus dormitorios fue Javier N, ex candidato del PRI al gobierno del estado y presunto autor material del crimen que costó la vida de Cecilia Monzón, la activista que poseía nacionalidad mexicana y española víctima de feminicidio en mayo de 2022.
Hay de reos a reos. Ahí se encuentra el presunto feminicida de Génesis, la niña de diez años de edad que cayó en las manos de un depredador, Luis Ángel N., por quien todos esperamos haya un castigo ejemplar para dejar en claro que con las niñas y niños no se puede atentar.
La primera vez que ingresé a sus patios (tiene dos, uno reservado para presos que pueden pagar por comodidades y el de la población general) fue en 2004 y con cámara oculta para documentar las comodidades de un sujeto de una de las familias de la alta sociedad poblana que había cometido homicidio involuntario en contra de una madre soltera y dejado huérfana a una niña. Y en efecto, vivía cómodo y sin pena aparente alguna.
Ese viejo edificio y su historias deberán mudarse en un plazo perentorio, antes de que termine la gestión de la presidenta Tonantzin Fernández. Ya informó al gobernador Alejandro Armenta de la disposición de un predio para su edificación lejos de la mancha urbana y la intención de ocupar el viejo edificio para una universidad que permita a sus jóvenes prepararse.
La leyenda del palacio negro de Cholula será cosa del pasado.
FerMaldonadoMX
