Los “focos rojos” se prendieron a mediados de la semana pasada cuando a la cúpula de la 4T en el estado llegaron tres encuestas, de empresas diferentes, las cuales establecen que hay todas las condiciones para que Yasmín Medina Carrasco gane el próximo domingo la elección extraordinaria de Chignahuapan. Por eso, a marchas forzadas, se echó a andar un plan de contención para evitar que la candidata del llamado “Movimiento Naranja” gane las votaciones.
Y es que, en términos reales, no sería un triunfo del Partido Movimiento Ciudadano (PMC), que es la fuerza política que postuló a la aspirante a edil, sino sería una victoria de Juan Lira Maldonado, alias “El Moco”, a quien se le impidió en 2024 –mediante dos fallos judiciales— asumir la alcaldía de dicho municipio, luego de que se le ha señalado hasta el cansancio de ser un presunto líder del “huachicol” en la Sierra Norte de Puebla.
Para nadie es un secreto que atrás de la campaña de Yasmín Medina están presentes los intereses de Juan Lira, quien habría aportado financiamiento y sus estructuras electorales para hacer crecer al PMC, que hasta antes del proceso electoral extraordinario tenía una insignificante presencia en este municipio.
Juan Lira no pudo volverse a presentar a las urnas debido a que el Partido Fuerza por México (FxM) le negó la postulación, luego de que el año pasado fue a través del FxM como este empresario acarició la alcaldía de Chignahuapan, misma que perdió unas horas antes de rendir protesta, por un fallo atípico del Tribunal Estatal Electoral que desconoció su victoria en el cómputo oficial de los comicios, pese a que había un recurso federal que lo reconocía como edil electo.
Por eso Lira optó por lanzar al “ruedo electoral” a Medina Carrasco, quien es esposa de uno de sus defensores legales, el abogado Javier Nicolás Hernández.
Ante ese escenario, desde la cúpula de la 4T se echó a andar la estrategia de acabar de convencer a Mario Luis Olvera Cortés, el candidato del PRI, de declinar a favor de Juan Rivera Trejo, el aspirante de Morena, quien es conocido popularmente como “El Diablo” Rivera.
Este miércoles se concretó dicha alianza entre Rivera y Olvera, que tiene un sabor a que se está buscando darle un triunfo muy forzado al abanderado de Morena, quien está en su tercer intento de ganar la alcaldía de Chignahuapan, un municipio famoso por su elaboración de esferas navideñas.
El interés de la 4T no se concentra en los deseos de “El Diablo” Rivera de ser edil de Chignahuapan, sino en otros dos aspectos que son temas de preocupación central en el gobierno del estado.
Primero: se quiere evitar un nuevo escándalo por la existencia de un ayuntamiento abiertamente vinculado al crimen organizado.
No se quiere repetir la reciente experiencia vivida con los hermanos Uruviel, Giovanni y Ramiro González Vieyra, quienes cayeron como alcaldes de Ciudad Serdán, Tlachichuca y San Nicolás Buenos Aires, respectivamente, al ser señalados como cabezas del crimen organizado en importantes franjas territoriales de los estados de Puebla y Veracruz.Por cierto, los tres eran del PMC.
Segundo: se avaluó que sería muy negativo para la imagen del gobernador Alejandro Armenta Mier que Morena perdiera el primer proceso electoral del actual sexenio.
Se dice que las encuestas ubican un empate técnico entre Jasmín Medina Carrasco y Mario Luis Olvera Cortés. Y en un tercer lugar, no tan rezagado, estaría Juan Rivera Trejo.
Bajo esos resultados se consideró que la mejor estrategia era hacer declinar a Olvera, pese a que tiene un mejor puntaje que Rivera.
El problema es que el antipriismo que hay en Chignahuapan es muy fuerte, como consecuencia del repudio ciudadano que existe contra la familia de los llamados “Lenchos”, que son Lorenzo Rivera Nava y Lorenzo Rivera Sosa, ambos del PRI, que han ejercido un grotesco cacicazgo en la región.
En ese sentido se consideró que las siglas del PRI no ayudaban a ganar votos, a la par de que las dirigencias estatal y local del tricolor, no aceptarían por ningún motivo cerrar filas con la 4T.
Antes de que iniciara el proceso electoral extraordinario, Mario Olvera, quien ya fue alcalde panista de Chignahuapan, había dialogado con los dirigentes de Morena para buscar que él fuera el candidato.
Al final ambas partes no llegaron a un acuerdo y por esa razón el expresidente municipal optó por ser el abanderado del tricolor.
Finalmente se ha decidido que Olvera vuelque sus recursos electorales a favor de la 4T, mediante una estrategia que se antoja poco eficaz para asegurar un triunfo el próximo domingo.
clh
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