El entonces gobernador Mariano Piña Olaya que traía la etiqueta de “foráneo”, aunque le sembraron raíces poblanas en Champusco, Atlixco, cedió todo el control de la seguridad pública, desde la policía judicial, adscrita a la Procuraduría de Justicia a Los Inurrieta.
Los hijos del coronel Marcelino Inurrieta de la Fuente, primer director de la tenebrosa Dirección Federal de Seguridad en México, llegaron a Puebla de la mano de Piña Olaya.
Con su presencia, proliferaron los primeros asaltos por la vía de comandos que igual levantaban, secuestraban y toleraban el aterrizaje de avionetas cargadas de droga en Huejotzingo y Valsequillo.
La sociedad poblana callada.
Sus recorridos nocturnos a bares y prostíbulos de la ciudad eran de antología, pero nadie decía nada hasta que la amante de un general de la XV zona militar fue agredida en su domicilio, junto con su hija.
El agraviado llegó con pistola en manos hasta la sede de la Procuraduría para matar a los hermanos Inurrieta. El entonces secretario de Gobernación, Marco Antonio Rojas, logró calmar los ánimos.
Piña Olaya que sólo había venido a Puebla por sus mujeres y dinero soltó una carcajada por las “pillerías de sus muchachos”, pero semanas después los hermanitos siguieron en sus desmanes y se metieron a la casa del textilero Don Pedro Bubid, quien después del saqueo pidió la intervención del presidente Carlos Salinas.
Los fuereños se marcharon de Puebla rumbo a Tamaulipas. Jamás se les volvió a ver.
El establishment de la seguridad se logró reestablecer, porque a todos les urgía que se largara ya Mariano Piña Olaya. Con Manuel Bartlett, su sucesor, arribó un gabinete paralelo de fuereños, con dos aspiraciones: los negocios alrededor de los mega proyectos Angelópolis, y la candidatura presidencial.
La inseguridad con secuestros en la Mixteca y la Sierra Negra provocó movilizaciones de protesta que se fueron politizando conforme se acercaban las elecciones y el PAN tenía bajo su control municipios conurbados, como la capital.
Eduardo Barclay con su Consejo de Seguridad terminó por regresarse a la Ciudad de México de la mano de Manuel Bartlett para nunca más volver.
Mañana repasamos más del tema.
Empiecen a organizarse en grupos de 4 personas.
clh
Vistas: 414