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Martes, 7 de Mayo de 2024

Con ofrendas piden por lluvias y cosechas en Huauchinango

Al mismo tiempo los albañiles tuvieron pocas celebraciones en el marco del Día de la Santa Cruz.
Miércoles, 3 de Mayo de 2017 17:55
Huauchinango, Pue.- Aunque la crisis económica le pegó a la celebración del día de los albañiles, la sequía que se resiente en la Sierra Norte de Puebla obligó a la colocación de decenas de cruces y flores en los manantiales para pedir que no se sequen, que haya abundantes lluvias y el buen logro de las cosechas.
 
Mientras los ojos de agua se llenaron de flores de cruces, de botellas de refino, velas y papeles de colores, este 3 de mayo hubo menos cuetes, menos comidas. Escasearon los bailes y la música de banda en las obras en construcción para celebrar a los alarifes y  hasta hubo menos borrachos, dijeron algunos constructores mientras daban vuelta a la mezcla que usan en un muro de piedra del Mercado 5 de Mayo de Huauchinango que, esta vez sí, dicen que van a terminar.
 
Eso sí, desde muy temprano, los albañiles y sus patrones cargaron una cruz hasta la Parroquia de la Asunción para que fuera bendecida para que los proteja y también preserve los muros que edifican. “Que resistan muchos años y también las inclemencias del tiempo.
 
Ya ve usted que muchas casas que parecían sólidas, se fueron con las lluvias”, señalan y recuerdan el paso de la tormenta tropical Earl por la región.
 
En el 5 de Mayo nada más hubo arroz, huevo hervido y un buen plato de frijoles. Ni pensar en cecina, pulque o una chela bien fría. Menos en celebraciones “más lujosas” de esas que se hacían antes del gasolinazo, con barbacoa de dos borregos, puerco o res. Y mucho menos creer que alguien iba a volarse la barda y hasta organizar un baile.
 
“Eso era antes. Ahora los patrones vienen y si bien nos va se acuerdan de ir a misa. Nos dicen que todo está bien caro y que cada quien celebre las tradiciones como pueda, porque apenas y alcanza para que nos paguen nuestra raya”, añadió Rubén S.
 
En cambio, el insólito calor y la sequía que hay en la región han hecho que vuelva la devoción por los manantiales, la costumbre de ponerle su cruz de madera, de darles su chocolate, su refino, su veladora, sus flores y su papel de china, para pedir a Atlanchane –habitante del agua- que, junto con el aire, traiga los relámpagos y termine el marchitamiento.
Aquí se cree que la fiesta de la Santa Cruz debe anunciar la llegada de las primeras lluvias y el inicio de la siembra del maíz. Es, por lo tanto, un festejo vinculado con la fertilidad y el buen logro de las cosechas. Con la plenitud.
 
Es el día en que en comunidades como Cuacuila y Xilocuautla en Huauchinango, se le da de comer “pichi” –maíz hervido con panela-, a las herramientas agrícolas como el azadón, el machete, el hacha. También se llevan cruces al lugar de la milpa y se colocan en los cuatro puntos cardinales y cuatro elementos que nos forman: la tierra, el viento, el agua y el fuego.
 

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