El agua es un recurso básico para la seguridad alimentaria, la salud humana y la actividad económica, pero cada vez es mayor su escasez por el aumento de la población y sequías prolongadas. A pesar de ser una metrópoli turística y la segunda más poblada en Sudáfrica, Ciudad del Cabo será la primera urbe en el mundo en quedar seca. Desde el 1 de febrero, el límite de este líquido para sus habitantes es de 50 litros por persona al día y a partir del 11 de mayo los grifos se cerrarán, por lo que su población hará fila para recibir una ración diaria de 25 litros.
Sin embargo, esta crisis no es ajena al resto de Sudáfrica. No vayamos tan lejos: la ciudad de Puebla, Tecamachalco e Izúcar de Matamoros, los municipios con mayor población en la entidad poblana presentarán en cinco años inconvenientes con su abastecimiento de agua, debido al incremento de su población y a la veda de los mantos acuíferos de las cuencas Cerrada, de Tehuacán y del río Salado, esta última abarca la zona meridional (con municipios como Amozoc, Puebla, Calpan y Totimehuacan), y el distrito de riego de Esperanza, Palmar de Bravo y San Andrés Chalchicomula, informó Ernesto Mangas Ramírez, investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas de la BUAP.
En el estado se consideran 21 localidades prioritarias para el abastecimiento de agua potable y servicios públicos de alcantarillado que beneficien a una mayor cantidad de habitantes.
Estos planteamientos forman parte del trabajo de un equipo multidisciplinario de la BUAP que elaboró el Plan Estatal Hídrico para la siguiente gestión gubernamental, alineado a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU y el cual dispone de un simulador de proyecciones basadas en el crecimiento demográfico, cambio climático y demanda de agua, para conocer los posibles efectos en 5 y 10 años, en diferentes regiones de la entidad.
Mangas Ramírez, coordinador técnico de este proyecto, precisó que en este Plan Estatal Hídrico se plantea la necesidad de desarrollar un censo que permita determinar el estado real de los acuíferos, así como los volúmenes que se destinan para uso agrícola y pecuario.
Para amortiguar las problemáticas de estrés hídrico, el académico expuso que en este plan se proponen varios programas, entre ellos el rescate de las presas para garantizar una mayor vida útil de las mismas, generar un sistema de georeferencia de las plantas de tratamiento y conocer su estado físico, realizar censos de los acuíferos para conocer la disponibilidad de agua en el subsuelo, tener conocimiento sobre los volúmenes de extracción y profundidad de los pozos, así como trabajar un marco legal para sancionar a las empresas contaminantes.
“Como universitarios tenemos la responsabilidad de generar las herramientas que permitan una mejor gestión hídrica. El resultado es un Plan Estatal Hídrico como nunca se había hecho en el país”, destacó.
Situación del agua
De los 14 acuíferos en el estado de Puebla, los de Tecamachalco, Tehuacán y Libres-Oriental están en veda, debido a que su recarga es muy pobre, lo que significa no generar más pozos para abastecer de agua potable a la población de estas regiones.
En cuestión de riego agrícola, Ernesto Mangas, doctor en Ciencias del Mar y Limnología por la UNAM, estima que entre 15 y 20 años disminuirá el líquido establecido para este fin en la zona de Tecamachalco, por lo que se necesita generar una estrategia para incrementar la infiltración de la lluvia y recargar a este manto acuífero.
El problema hídrico también es una cuestión de operación de equipo técnico. En el estado existen 320 plantas de tratamiento de agua, de estas únicamente operan 60 y ninguna está dentro de la norma; es decir, funcionan a porcentajes de efectividad relativamente bajos, aseguró el integrante del Cuerpo Académico Ecotoxicología Ambiental.
Las ciudades han crecido hacia lo ancho aumentando el área urbana y no de manera vertical, lo cual obliga a tener un mayor crecimiento de infraestructura en tuberías hacia asentamientos cada vez más alejados. En cuanto a los sistemas ya instalados, estos presentan fugas que ocasionan la pérdida de entre 40 y 45 por ciento del agua, antes de que este compuesto llegue a los hogares.
Mangas Ramírez, coordinador del Laboratorio de Ecología y Restauración de Sistemas Acuáticos, expuso que el aumento de la población es un asunto ligado a la polución. “La contaminación es la descarga que nosotros llevamos a nuestros domicilios, por lo que entre más hogares, existe una mayor demanda de agua e incremento del volumen de descarga. Aproximadamente, se calcula que se vierten al río Atoyac 28 toneladas diarias de contaminantes, desde la ciudad de Puebla hacia Valsequillo”.
Frente a este escenario, este Plan Estatal Hídrico integra las cuencas en unidades de gestión hídrica, para conocer qué acciones requieren realizarse en cada región del estado, mitigar el rezago y hacer frente con acciones locales a las necesidades del agua.
“Nos arroja el estado actual de la situación de los sistemas de depuración de aguas negras y genera programas viables de rehabilitación de los mismos, establece un programa de obras para 21 localidades prioritarias que buscan beneficiar a la mayor cantidad de su población, actualiza la situación de la mayoría de lagos y presas en cuanto a su capacidad de almacenamiento y vida útil e integra escenarios futuros en cuanto al crecimiento demográfico, demanda de agua, aumento de temperaturas, disminución de lluvia y riesgo de inundaciones, lo que permite modelar programas de acciones preventivas”, precisó.
Para combatir el estrés hídrico se necesita generar una proyección de crecimiento sustentable de las ciudades, para que el abastecimiento de agua no sea tan problemático. “Si nosotros ejercemos algunas propuestas en obra y manejo ambiental, el daño se verá mitigado”, puntualizó el investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas.
GJ
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