Puebla, Pue.- Diana recibió un trasplante de riñón y ahora necesita medicamento que el IMSS no surte para que su cuerpo no rechace el órgano.
El IMSS cuenta con 18 velatorios para población en generalOMS declara emergencia de salud pública internacional por coronavirusDiana Paula abraza a su mamá, le dice: "Te quiero mucho" y luego cuenta que lo que más disfruta es jugar atrapadas en el recreo. Sueña con ser veterinaria, pero es consciente de que al tener un trasplante de riñón necesita medicamentos para que su cuerpo no rechace el órgano. Igual que su madre, Mónica Márquez, se preocupa porque en el Centro Médico Nacional Siglo XXI, del IMSS, no tienen el inmunosupresor tacrolimus.
"Ahorita me siento muy bien. Yo diría que si todos en este mundo hubieran tenido alguna enfermedad y les empieza a faltar el medicamento y hay una persona que los tiene, pues que piense como si tuviera la insuficiencia renal o lo que sea de enfermedad y los dé", comenta.
A los ocho meses, la niña fue diagnosticada con Insuficiencia Renal Crónica y pasó cuatro años en una lista de espera del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra), hasta que el 23 de mayo de 2019, días después de su cumpleaños número siete, entró a quirófano para ser intervenida.
"El IMSS me ha dado todo. Si me dijeran: 'Saca a tu hija y te pago una atención privada', diría que no, porque ahí le salvaron la vida, por eso me desconcierta el desabasto, porque al final no sólo es el pariente que firmó para donar el órgano, sino el trabajo de los médicos y nuestros cuidados. De qué sirve lo que están haciendo si lo van a echar por la borda", expresa Mónica Márquez.
De acuerdo con la Guía de Práctica Clínica GPC Terapia Inmunosupresora en el Trasplante Renal del IMSS, el tacrolimus es un medicamento con "una potente actividad inmunosupresora.
Estructuralmente es diferente a la ciclosporina, presenta un mecanismo de acción similar, pero los pacientes tratados con tacrolimus tienen 63% de reducción en el uso de globulina antilinfocito para tratar el rechazo agudo a esteroides o el rechazo vascular".
A su vez, Daniel Román Márquez, nefrólogo privado y adscrito al Seguro Social, explicó que este fármaco se usa después de que una persona recibe un trasplante para reducir la actividad del sistema inmune y disminuir el riesgo de rechazo.
"Cuando alguien recibe un órgano, su cuerpo lo reconoce como ajeno y empieza a rechazarlo, por eso se usan medicamentos inmunosupresores de por vida. Si no se consumen los fármacos, el riñón puede ser rechazado en cualquier momento y se echaría a perder el trasplante", argumenta.
Mónica recuerda que desde octubre pasado comenzó un desabasto intermitente de tacrolimus, pero el 27 de enero, en la farmacia del CMN Siglo XXI, le dijeron que no saben cuándo les abastecerán.
" Desde octubre y noviembre de 2019 ha habido desabasto intermitente del medicamento, pero la semana pasada los médicos y encargados de farmacia me dijeron que de plano ya no hay, que no saben cuándo llegará, y eso es preocupante, porque si el cuerpo de mi hija rechaza el riñón, hay riesgo no sólo de que regrese la insuficiencia renal, sino de que muera".
En una revisión hecha por EL UNIVERSAL, se constató que en farmacias particulares el precio del inmunosupresor va desde los 3 mil 750 pesos hasta los 14 mil 500; además, debe pedirse con anticipación.
En 2019 se practicaron 2 mil 939 trasplantes de riñón, de los cuales el Instituto Mexicano del Seguro Social realizó mil 511; es decir, poco más de la mitad de lo que se hizo a nivel nacional.
Con información e imagen El Universal
agb
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