Al margen de los inexplicados casos de supuesta corrupción y tráfico de posiciones que se asegura habrían ocurrido al interior del Infonavit, lo realmente incuestionable ya hoy es que la innegable confrontación, que, por el control del organismo, mantiene su “inexistente” director Carlos Martínez Velázquez, con el cuestionado secretario general y jurídico, Rogelio Romeo Castro Vázquez, parece estarse decantando en favor de este último.
Más allá de la directa imputación que se le hiciera de garantizar una liquidación excesiva a Georgina Peña Acosta a cambio de que no revelara a medios supuestos actos de acoso y más recientemente, la denuncia vía redes de quien hasta mediados de agosto ocupó la dirección jurídica del Instituto en Yucatán, a la que se le habría obligado a renunciar Elda Gissel Bacelis Cruz y, quien asegura haber sostenido una relación sentimental con él, lo cierto es ni éstos ni otros señalamientos contra el “segundo a bordo” o mejor y, a decir de los suyos, contra quien gusta ostentarse como “poder, tras (sobre) el trono” en la poderosa financiera, han merecido respuesta oficial.
Y esto, el silencio ante acusaciones directas contra el exdiputado de la LXIII Legislatura federal y maestro normalista de profesión, Castro Vázquez, no tiene a decir de quienes saben más explicación con su supuesta cercanía con Andrés Manuel López Obrador, que en 2017 lo nombró delegado de Morena en Yucatán, y su cada vez más acendrada “certeza” de que ésta vez sí, a diferencia de lo ocurrido en otro momento, será él quien, en 2024, encabece al oficialismo en la puja por la gubernatura de su entidad natal, que ahora ocupa el panista Mauricio Vila Dosal.
Al margen de lo que pudiera ocurrir en el pasado, insistamos, lo único tangible al interior del Infonavit es la grave descomposición de poder existente y, claro, las negativas consecuencias que para la conducción y manejo de la institución de carácter tripartita como tal y, perdón, los cuantiosísimos recursos a su cargo, es predecible suponer. Consecuencias que, incluso, podrían reflejarse en la situación financiera de la entidad y, claro, en la economía de los millones de beneficiarios de la misma.
Es verdad que existen versiones de que el asunto “estallará pronto” y que ello, presumiblemente por presión de al menos dos de las partes involucradas a nivel consejo, podría derivar en cambios profundos con miras a reposicionar a la institución y evitar la eventual ocurrencia de fenómenos que pongan en riesgo su adecuada operación. Ello, sin embargo, no impide que en altos niveles de sector empresarial y trabajador al menos, exista preocupación por la situación comentada.
Veremos…
ASTERISCOS
* Ahora sí que, como diría el clásico, “no somos iguales”. Sin embargo, moche es moche y de eso precisamente es de lo se acusa a la excatequista en Texcoco y ahora titular en Educación Pública, Delfina Gómez, durante su paso por la alcaldía del Edomex y respecto de cuya permanencia en la emblemática posición crece el reclamo de que sea removida. ¿De verdad en el gobierno federal ya se erradicó la corrupción? Es pregunta, que conste…
Veámonos aquí mañana, con otro asunto De naturaleza política.