Cuando el presidente López Obrador se queja del “silencio” de los medios en torno a la extradición de Emilio Lozoya Austin —que muy probablemente se concrete hacia finales de esta semana o principios de la próxima-- lo que en realidad está diciendo el mandatario es que el exdirector de Pemex no sólo viene desde España en calidad de uno de los hombres más encumbrados y cercanos al ex presidente Enrique Peña Nieto, sino que después de un detallado acuerdo con la Fiscalía General de la República, Lozoya viene dispuesto a abrir la “caja de pandora” y detonar un nuevo escándalo político-mediático de corrupción en el sexenio pasado.
VIDEO Ya vuela López Obrador rumbo a Washington para encuentro con TrumpInvestigan versión de científicos que aseguran el COVID19 vive en el aireY de acuerdo con fuentes de alto nivel del gobierno, la información que tanto promueve el presidente involucra no sólo dichos y hechos del que fuera uno de los peñistas más cercanos del primer círculo en Los Pinos, sino también videos y grabaciones de personajes de primer nivel en el gobierno anterior y en el Congreso de la Unión, que habrían sido grabados por el propio Lozoya Austin recibiendo sobornos con maletines llenos de dinero en efectivo y que acudieron a su fastuosa oficina del piso 45 de la torre oficial de Pemex.
Es decir, que además de la información que esté dispuesto a dar sobre el caso Odebrecht, Lozoya también ha puesto a disposición de la FGR un paquete de videos grabados por él en su oficina en los que aparecen varios políticos de la oposición en el sexenio de Peña Nieto, a los que él personalmente les entregó maletines llenos de dinero a cambio de que votaran a favor de la reforma energética cuando se discutió y se aprobó en el Congreso de la Unión. Eso significa que en el material videograbado que tiene en su poder el exdirector de Pemex aparecerían diputados y senadores de la anterior legislatura que en su momento fueron “convencidos” de votar a favor de los cambios constitucionales y de leyes secundarias del sector energético, a punta de billetes en efectivo que les entregó personalmente Lozoya, quien también se encargó de grabar esa entrega.
De confirmarse la existencia de ese material, Emilio Lozoya Austin se convertiría en el nuevo Carlos Ahumada de la política mexicana y estaríamos a las puertas de una nueva edición de los “videoescándalos” del año 2003, que en su momento involucraron a figuras del gobierno del antiguo Distrito Federal ligados al entonces jefe de Gobierno y hoy presidente de la República, como René Bejarano, Gustavo Ponce y Carlos Imaz. En los videos de Lozoya es más probable que aparezcan diputados y senadores del PRI, PAN y PRD que en su momento votaron a favor de la reforma energética de Peña Nieto, en lo que sería la venganza perfecta de aquel episodio que en su momento buscó enlodar el nombre de López Obrador.
Según la información que anticipó el propio extraditado a las autoridades federales, en los videos que grabó en su oficina de Pemex hay varios congresistas y actores políticos importantes del sexenio pasado que recibieron sobornos en dinero en efectivo que les era entregado por él en maletines, a cambio de su voto a favor y de su apoyo a las reformas legales y constitucionales del sector energético en las dos Cámaras del Congreso de la Unión. El dinero que se repartía en esos maletines a políticos provendría de la corrupción en Pemex y hasta de los mismos sobornos que la constructora brasileña Odebrecht le dio al gobierno de Peña Nieto a través del propio Lozoya.
Porque según las fuentes consultadas Lozoya mencionó concretamente tres cosas en el escrito que presentó ante el juez de la Audiencia Nacional de España para allanarse y aceptar la extradición solicitada por el gobierno de México y la Fiscalía General de la República: la primera fue, a petición directa del fiscal Gertz Manero, su reconocimiento “a las autoridades mexicanas” por su trabajo y profesionalismo en la atención de su caso; la segunda fue su disposición a colaborar con información sobre los delitos y acusaciones que se le imputan; y la tercera fue que él en todo momento fue “sólo un instrumento” de la corrupción del gobierno peñista y que los actos y acciones ilícitas en las que participó siempre fue por instrucciones de sus jefes inmediatos superiores, es decir el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que presidía el Consejo de Administración de Pemex, y el presidente Peña Nieto.
Veremos en cuanto traigan a Emilio Lozoya desde Madrid —que podría ser el próximo viernes en un avión que mandará el fiscal Alejandro Gertz Manero a recogerlo— cuando y cómo se detona la bomba de los nuevos “videoescándalos” y quiénes serán los protagonistas de las grabaciones que entregará el exdirector de Pemex que, por lo que tanto repite y anticipa el presidente López Obrador, está claro que viene dispuesto a todo, con tal de salvar su pellejo, no sólo cantará con un fuerte do de pecho sino que está dispuesto a salpicar suciedad para todos lados.
Columna de Salvado García Soto
El Universal
Foto: Archivom
cdch
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