“’Te cansarás primero que yo. Llegaré a donde quieres llegar antes que tú estés allí’ -dijo el que iba detrás de él-. ‘Me sé de memoria tus intenciones, quién eres y de dónde eres y adónde vas. Llegaré antes que tú llegues’”.
JUAN RULFO
Unos 17 muertos no son suficientes. Más de una centena de masacres no cuentan. Mejor una risa burlona para diluir la zozobra que arrasa a miles de familias.
El cinismo llega a niveles insospechados al decir que, al no hallarse los cuerpos, no se puede asegurar que hubo un crimen, en este caso una masacre en toda regla. Rubrica esa falta de humanidad al decir que todo aquello es invento de los medios.
Queda claro que, en la última reunión de seguridad, esas que se dan a diario antes de las mañaneras, o no se habló del tema o los informes entregados son tan falsos y mediocres como las acusaciones del presidente a los medios de comunicación.
¿Cuántas veces no se ha escuchado la risa de López Obrador en las mañaneras? Mejor pensar que es nerviosa a que es burlona, mofándose de las desgracias que atañen al país...
Pues bien, la masacre del día domingo en San José de Gracia, Michoacán, tornada en duda por el primer mandatario, sobrepasa cualquier risa nerviosa.
El justificante por él dado para dudar del fusilamiento —aun cuando hay videos que lo corroboran— es que se encontraron casquillos, manchas de sangre y bolsas con restos humanos, pero no cuerpos.
¿El mismo justificante serviría para Ayotzinapa? Sabemos que no. Él fue el primero en exigir justicia, aunque no se hallaron los cuerpos; en ese caso, en un principio, ni siquiera sangre o restos humanos. Solo estudiantes desaparecidos.
Hoy, que existen fotos y videos en que se aprecian cuerpos amontonados en la batea de una camioneta, López Obrador lo pone en duda. A pregunta expresa, responde: “lo dan por hecho cuando todavía no tenemos información”.
¿En serio? ¡Qué miserable se puede ser para nuevamente hacerse él la víctima y el centro de atención ante una tragedia! Abruma su estulticia, su falta de empatía; en López Obrador habita una soberbia absoluta, un egoísmo infinito.
La ejecución fue grabada por testigos y el lugar limpiado con mangueras a presión. Esto es, ¡a los criminales todavía les dio tiempo de llevar un equipo de limpieza profesional!
Aunque eso no es lo sorprendente. Lo que realmente es asombroso es que, en todo el tiempo que duró la ejecución, con todo el ruido que se escucha, no hubo nadie, ningún cuerpo de seguridad que se acercara al lugar. Ni siquiera cuando ya solo limpiaban. El FRACASO de la estrategia gubernamental dicho con todas sus letras.
El gobierno de Michoacán ha solicitado a la ciudadanía que de forma anónima ofrezca información. Cuando en los tres niveles de gobierno se ha perdido el control de una plaza/ciudad y la militarización del país de nada ha servido, ¿quién es el valiente que aportará información? Sería firmar una sentencia de muerte.
La Jornada, periódico cuasi oficial de la 4T publicó en su Rayuela del lunes (casi no se vio la marcha al mismo compás que lo dicho más tarde por López Obrador…): “¿Montaje?, ¿provocación?, ¿o de qué se tratan esos videos ayer difundidos en Michoacán?”. Esta editorial es restregarnos en la cara el olvido del Estado hacia sus ciudadanos. Es tratar de construir una narrativa abyecta al régimen. Les deseo solamente que nunca sufran la negación de una infamia de esa índole sobre su familia.
Pero contestando a sus preguntas, ¿provocación? Ni siquiera esa matanza sirve para provocar la compasión del presidente, así como poner un alto a la violencia desmedida.
A la pregunta de ¿montaje? Respondo con otra pregunta: ¿qué les dirán a los familiares cuando el “montaje” resulte cierto? Si cabía un grado de decencia en un diario que siempre fustigó al poder, con esto lo han matado.
¿Cómo puede bromear el presidente con la palabra “fusilado”? Suponiendo que no se supiera lo que pasó en Michoacán, hay de por sí demasiadas muertes por violencia en México para andar en la chacota. Los muertos merecen su respeto, los deudos un poco de solidaridad.
Eso sí, mientras el país se incendia, el Ejecutivo federal tiene tiempo de criticar la forma en que la prensa está cubriendo la guerra entre Ucrania y Rusia. Tal vez no se ha enterado que a quienes ya demostraron con creces su falsedad fue a los informadores rusos.
Ha pasado el momento de la broma y de la risa. De sus múltiples chascarrillos y ocurrencias.
Decir que México está asqueado ante tanta barbarie, no es suficiente; nuestra casa, el llano, está en llamas. ¿Qué necesita pasar para que el presidente acuse de recibo de la desgracia?
Columna de Verónica Malo en SDP Noticias
Foto Cortesía SDP
clh