Puebla, Pue.- El pasado 15 de septiembre, la Comisión Nacional de Seguridad Nuclear y Salvaguardias (Conasenusa) y la Comisión Nacional de Protección Civil (CNPC) alertaron sobre el robo de una fuente radiactiva en el Estado de México.
Esta clase de fuentes radiactivas se usan comúnmente en la industria. Las fuentes con cobalto-60, por ejemplo, son empleadas para esterilizar equipo médico.
Otras fuentes radiactivas se emplean en radioterapia para curar el cáncer. En este caso específico, se trata de una fuente de iridio-192.
Como se explica en el libro La energía nuclear salvará el mundo, de Alfredo García, este isótopo se usa en la industria en una técnica conocida como gammagrafía. Con estos átomos radiactivos se puede comprobar el estado de soldaduras o detectar posibles grietas en aviones.
Dicho criterio establece que se debe tener un contacto el menor tiempo posible, a la mayor distancia posible. Además, quienes manipulan estas fuentes radiactivas usan equipo de blindaje especial para aminorar los riesgos a la salud.
Sin embargo, una persona que manipule esta fuente radiactiva sin la protección adecuada puede enfrentar consecuencias letales. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), la exposición al iridio-192 puede causar severas quemaduras en la piel y síndrome de irradiación aguda.
En casos extremos, la exposición a este elemento puede causar la muerte.
Los isótopos de iridio-192 tienen una semivida de 74 días. Pasado este plazo de dos meses y medio, estos isótopos se convertirán en átomos de platino y dejarían de ser peligrosos.
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