Las elecciones en el Estado de México del próximo 4 de junio son extraordinariamente importantes. Por un lado, se juega la relevancia del PRI a nivel estatal (el lector recordará que el PRI ha gobernado en solitario la entidad) y por el otro, Morena amenaza con convertirse en el partido hegemónico en las entidades federativas.
En adición a ello, quien gobierne desde el palacio de gobierno de Toluca tendrá un peso destacado en las elecciones de 2024, pues como es costumbre en la imperfecta democracia mexicana, el gobernador del Estado de México, en posesión de los recursos de la entidad, suele utilizar los fondos para apoyar la candidatura del candidato presidencial que lleva las siglas de su partido.
Y quizá más importante, los resultados de los comicios confirmarán o sembrarán la duda en torno a la viabilidad de las alianzas electorales rumbo a 2024. Si bien el Estado de México no es reflejo preciso de la política nacional, sí que ofrece una radiografía en torno al estado de ánimo general y la percepción del PRI como partido competitivo.
Todos apuntan hoy hacia la honestidad de las candidatas. AMLO y su malograda 4T han centrado su discurso en el combate contra la corrupción.
Echando a un lado momentáneamente la superioridad de Alejandra del Moral sobre Delfina Gómez en términos de preparación y competencias, la pregunta que surge es la siguiente: ¿Cuál de las dos candidatas es probadamente honesta? La respuesta es sencilla: la candidata de la alianza PRI-PAN-PRD-NA
Me explico. A la luz de la evidencia, y sin el ánimo de caer en especulaciones o conjeturas sin fundamento, Alejandra del Moral no ha sido señalada en ningún momento por sospechas o confirmaciones de haber cometido actos de corrupción, ni como diputada, ni como funcionaria del Estado de México ni durante su gestión al frente del gobierno de Cuautitlán Izcalli.
Delfina Gómez, por el contrario, ha sido acusada y condenada formalmente por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación de haber operado el descuento del diez por ciento del salario de los funcionarios de Texcoco para ser transferido a las arcas de Morena. ¡Ella misma lo confirmó en el primer debate tras las increpaciones de Ana Paula Ordorica!
El lector recordará que el partido de AMLO fue sancionado por 4 millones 500 mil pesos tras haber sido probado el esquema de retención de los “diezmos” a los trabajadores de Texcoco bajo la gestión de la impresentable Delfina. La sentencia puso en evidencia la deshonestidad de Gómez; deshonestidad probada y escondida detrás de ese acento de mujer trabajadora y del respaldo de AMLO. ¡Lo confirmó el Tribunal Electoral!
En suma, si nos ceñimos a pruebas de honestidad, Alejandra del Moral supera claramente a Delfina. Desafortunadamente, en el México de AMLO, carcomido por la desinformación, las mentiras, las tergiversaciones, la manipulación y por un presidente que busca alzar su voz sobre la legitimidad de las instituciones del Estado, un gran número de mexicanos confían más en el caudillo de Palacio Nacional que en una resolución del poder Judicial. Es una pena.
Columna de José Miguel Calderón en SDP Noticias
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