El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que, a partir de su toma de posesión en enero de 2025, tomará medidas drásticas contra los cárteles de drogas mexicanos, incluyendo su designación como organizaciones terroristas extranjeras.
El 24 y 31 de diciembre, gobierno de Puebla dará cena gratis en Centro ExpositorRegistra Puebla 50 casos de trata de personas en 2024Este polémico planteamiento fue expuesto durante su intervención en el AmericaFest de Turning Point USA, celebrado el domingo en Phoenix, Arizona, donde habló de sus futuros planes de seguridad nacional, especialmente en lo relacionado con el narcotráfico y la migración.
Trump, ante miles de asistentes, explicó que su gobierno implementaría acciones contundentes para combatir a las pandillas y cárteles que operan en territorio mexicano. “Todos los miembros de pandillas extranjeras serán expulsados y designaré a los cárteles como organizaciones terroristas extranjeras. Lo haré de inmediato. Desataremos todo el poder de las fuerzas de seguridad federales, el ICE y la Patrulla Fronteriza”, comentó el presidente electo.
Esta declaración, aunque no es nueva en su discurso, ha generado gran controversia y preocupaciones sobre las posibles repercusiones tanto para México como para las relaciones entre ambos países. Para entender mejor las implicaciones, es necesario desglosar lo que significaría que Estados Unidos clasificara a los cárteles mexicanos como grupos terroristas, según la legislación estadounidense.
La Ley Contra el Terrorismo de 1996, promulgada por el entonces presidente Bill Clinton, otorga al presidente de Estados Unidos la facultad de usar todos los recursos disponibles, incluidos medios militares y encubiertos, para erradicar a las organizaciones terroristas que representen una amenaza a la seguridad del país. Esta clasificación permite a las autoridades estadounidenses emplear una serie de medidas excepcionales para desmantelar las estructuras de las organizaciones criminales.
Si Trump cumpliera su promesa, la designación de los cárteles como terroristas extranjeros podría abrir la puerta a una intervención más directa en las operaciones de estas organizaciones. Según el marco legal estadounidense, las autoridades podrían utilizar la doctrina “unwilling or unable” (no dispuesto o incapaz), que permitiría a las fuerzas armadas de Estados Unidos intervenir en territorio mexicano, incluso sin el consentimiento del gobierno mexicano, bajo el argumento de que el país vecino no es capaz de contener la amenaza.
Además, esta designación permitiría el control sobre los activos financieros de los cárteles. Las instituciones bancarias que tengan fondos asociados con estas organizaciones tendrían la obligación de congelarlos y reportarlos a la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos.
Aunque la idea de atacar los cárteles de droga desde una perspectiva más agresiva podría ser vista como un intento de resolver un problema que afecta tanto a México como a Estados Unidos, también plantea serias complicaciones.
Desde el punto de vista de la soberanía nacional, la posibilidad de una intervención militar en territorio mexicano es altamente sensible y podría generar tensiones diplomáticas entre ambos países. México ha dejado claro en diversas ocasiones que no está de acuerdo con acciones unilaterales de Estados Unidos que impliquen violaciones a su soberanía.
Por otro lado, la designación de los cárteles como grupos terroristas podría tener un impacto en la cooperación bilateral en materia de seguridad, que en la actualidad incluye operativos conjuntos y el intercambio de inteligencia. Si bien la lucha contra el narcotráfico es un desafío compartido, el enfoque de Trump podría llevar a un endurecimiento de las políticas migratorias y de seguridad, afectando a miles de personas en ambos lados de la frontera.
Además, esta medida podría complicar aún más la relación económica entre México y Estados Unidos, especialmente en lo que respecta al comercio y las inversiones, pues cualquier acción que afecte el flujo de capital podría repercutir negativamente en ambas economías.
Aunque Trump ha sido un firme defensor de una política más agresiva contra los cárteles, la implementación de medidas tan extremas no está exenta de desafíos. Para que los cárteles sean oficialmente clasificados como grupos terroristas, sería necesario un proceso formal que incluya una revisión exhaustiva de las evidencias y una serie de procedimientos legales dentro del sistema estadounidense.
Además, si bien la designación podría contar con el apoyo de sectores dentro de Estados Unidos que buscan una respuesta más fuerte al narcotráfico, podría generar rechazo en algunos círculos políticos y en la sociedad estadounidense, debido a las implicaciones internacionales y a la posibilidad de una escalada en las tensiones con México.
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