Cada 31 de diciembre o 1 de enero, cientos de feligreses en todo México se reúnen en iglesias y parroquias para llevar a cabo una de las tradiciones más arraigadas en la comunidad católica: la bendición de las 12 velas de la Divina Providencia.
Estos son los propósitos de los mexicanos para el 2025Sheinbaum visitará Puebla para promover el programa “Pensión Mujeres Bienestar”Este ritual, que busca invocar la protección divina sobre la familia, está cargado de simbolismo y esperanza, y se ha convertido en una costumbre indispensable para muchas familias que desean comenzar el nuevo año con bienestar, prosperidad y fe renovada.
La costumbre tiene como objetivo encomendar el futuro de cada familia a la Divina Providencia, pidiendo que nunca falten "casa, vestido y sustento". Durante la misa, que generalmente se celebra en la víspera de Año Nuevo o en los primeros momentos del 1 de enero, los asistentes participan en un acto de consagración de 12 velas, uno por cada mes del nuevo año.
Al mismo tiempo, los feligreses rezan por la prosperidad, la salud y la estabilidad financiera, mientras confían en que, con la ayuda divina, cada día del año que comienza estará lleno de bendiciones.
Las velas, símbolo de luz y fe, son de colores como el morado, blanco o rosa, ya que estos tonos tienen un fuerte vínculo con la espiritualidad católica. Sin embargo, la Iglesia sugiere evitar colores que puedan desviar el propósito del ritual, como aquellos asociados con otras creencias o prácticas no religiosas. Al encender cada vela, los fieles piden por la paz, el bienestar físico y económico de su hogar y seres queridos.
El acto de bendición no solo se limita al encendido de las velas. Los asistentes participan activamente en la Misa de la Divina Providencia, donde la oración se vuelve un momento de reflexión y agradecimiento.
Uno de los momentos más importantes de la ceremonia es cuando los feligreses depositan tres monedas en una alcancía especial que tiene tres ranuras, simbolizando la Trinidad. Estas ofrendas se consideran un acto de generosidad y confianza en que, al entregar algo material, se recibirán bendiciones espirituales y económicas a lo largo del año.
El compromiso de oración continúa durante todo el año. Cada primero de mes, se recomienda encender una de las velas bendecidas y ofrecer una oración familiar. Este acto tiene el propósito de renovar la fe y recordar a todos los miembros de la familia que están bajo la protección divina. Además, fortalece los lazos familiares, pues el ritual se realiza en conjunto, buscando un momento de unión, reflexión y agradecimiento.
Este tipo de rituales no solo son importantes en el ámbito espiritual, sino que también generan un movimiento económico, sobre todo en los comercios que venden artículos religiosos.
En las semanas previas al 31 de diciembre, muchas tiendas experimentan un aumento notable en las ventas de velas, imágenes de la Divina Providencia y otros artículos religiosos, a medida que los mexicanos se preparan para llevar a cabo este tradicional acto de fe.
Las velas, en particular, son uno de los productos más buscados, y las personas las adquieren en diversas presentaciones, desde las tradicionales velas en colores específicos hasta otras de formas y tamaños variados.
Aunque las costumbres cambian con el tiempo, la bendición de las velas sigue siendo una de las prácticas más emblemáticas para muchos católicos mexicanos. No solo es un rito que se realiza con devoción, sino que también tiene un fuerte componente de esperanza, ya que permite a las personas sentir que están tomando el control de su destino, pero siempre encomendándose a una fuerza superior.
En un país tan marcado por su espiritualidad y tradiciones, este tipo de rituales ofrece un momento de reflexión y de unión familiar, mientras se celebra el cierre de un ciclo y se da la bienvenida al nuevo año con una renovada fe en el futuro.
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