Seguro que se ha preguntado si debería invertir en criptomonedas. Después de que el volumen de bitcoins haya superado por primera vez los 10 billones de dólares, muchos se hacen la misma pregunta. Al parecer, varios inversionistas —entre otros, el mexicano Ricardo Salinas Pliego— están cosechando ganancias de forma inmediata tras la reelección de Donald Trump, partidario de las criptomonedas, que impulsó al bitcoin por encima de los 100 mil dólares. Antes de lanzarse a comprar, le conviene conocer todas sus implicaciones.
Para muchos, ese auge está justificado. Las empresas de criptomonedas donaron ingentes cantidades de dinero para las campañas de los republicanos y de Donald Trump, y ahora esperan una regulación más laxa y una legislación favorable. El presidente electo ha llegado incluso a proponer la creación de una reserva de criptomonedas en Estados Unidos, pero aún se ignora si esta medida se concretará.
Todas estas noticias generan más expectación en torno al criptoverso, pero también a la innovación. Prueba de ello es la presencia de la novedosa plataforma Bitso en Ciudad de México y el proyecto de peso digital de Banxico. Estas iniciativas tratan de conectar a millones de mexicanos con los servicios financieros.
El panorama está incompleto, porque ¿cuáles son las ventajas de invertir en criptomonedas? Para algunos, es una forma de diversificarse, de defenderse contra los riesgos de las divisas o los activos habituales. Otros, en cambio, las consideran una protección frente a la inflación, pensando que, como su oferta es finita —21 millones de monedas, que no tardarán en alcanzarse—, los bitcoins no pueden devaluarse sin cesar como los pesos o los dólares. Sin embargo, las criptomonedas, en general, son infinitas, como en el caso de ethereum, dogecoin, ripple y muchas otras.
Pese a todo, los más convencidos solo hablan de las enormes ganancias. Entre 2010 y noviembre de 2024, el bitcoin se revalorizó un espectacular 162 por ciento; en lo que llevamos del año, un 128 por ciento, y desde las elecciones en Estados Unidos, un 39.2 por ciento. A estas cifras mareantes se le suma, además, el hecho de que cada vez es más fácil comprar los ETF en criptomonedas, tras haberlos autorizado la Comisión de Bolsa y Valores estadounidense.
Ahora bien, a las ganancias, cuando son tan descomunales y rápidas, les suceden grandes batacazos. En el último decenio, en períodos móviles de 12 meses, la rentabilidad del bitcoin ha oscilado entre el 1402 por ciento y el −74 por ciento.
En efecto, ha tocado el cielo y el infierno. La cotización del bitcoin alcanzó por primera vez los 100 dólares el 1 de abril de 2013. Ocho días después tocó techo en 230 dólares, para caer el 71 por ciento hasta julio, a 66 dólares. Más avanzado el año, tras superar la barrera de los mil dólares, inició un descenso de casi dos años del 84 por ciento. En 2018 se repitieron los bandazos y la debacle del 77 por ciento del período 2022-2023 dio paso al auge actual. Es decir, una decisión inoportuna puede arruinar la inversión.
En todo caso, las oscilaciones no tienen fundamentos económicos, dado que las criptomonedas carecen de ellos: no tienen aplicaciones industriales y no están asociadas a resultados empresariales, ventas o rendimientos. Es un sector, en realidad, marcado por las estafas, los escándalos y el blanqueo de capitales. La mayoría de las ‘monedas’ disponibles en el mercado son demasiado inestables para ser consideradas divisas y, como cobertura frente a la inflación, también se han revelado inútiles. De hecho, la caída del 64.2 por ciento de 2022 coincidió con el repunte de la inflación en México —donde alcanzó niveles inéditos desde las secuelas de la crisis del peso de los noventa—, Estados Unidos y el resto del mundo. Entonces, ¿a qué se deben los vaivenes de las criptomonedas? Única y exclusivamente a la demanda de otros inversionistas; solo dependen del sentimiento inversor.
Por lo tanto, ¿es posible predecir los cambios de humor de los inversionistas en criptomonedas? Yo, desde luego, no me veo capaz. Si usted tampoco, ¿mantendría la inversión a largo plazo si el bitcoin cayera un 80 por ciento? Para casi todo el mundo, las emociones no son buenas consejeras. Ejemplo de ello es la inversión en las volátiles materias primas: la mayoría compra después de las grandes ganancias —como ahora— por miedo a perdérselas; cuando los precios bajan, vende para no quedarse con activos devaluados. Así se consolidan las pérdidas.
En los últimos 50 años he visto a un montón de inversionistas tropezar en la misma piedra una y otra vez, tanto con materias primas como con la renta variable. Los criptoactivos son el summum de la volatilidad. ¿Realmente está dispuesto a soportarla?