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Sábado, 26 de Abril de 2025

El futuro de los charales en peligro: amenazas y soluciones para su conservación

Diversas amenazas ponen en riesgo la supervivencia de esta especie, que no solo es importante biológicamente, sino también en términos económicos y alimentarios
Viernes, 14 de Marzo de 2025 16:35
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Xóchitl Montero

Los charales, pequeños peces de la familia Atherinopsidae, son fundamentales para los ecosistemas acuáticos y la cultura mexicana, especialmente en las regiones de Jalisco, Michoacán y el Estado de México, donde se encuentran principalmente. Sin embargo, diversas amenazas ponen en riesgo la supervivencia de esta especie, que no solo es importante biológicamente, sino también en términos económicos y alimentarios. La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) alertó, el pasado 23 de enero, sobre la delicada situación de los charales, cuya población podría desaparecer si no se toman medidas urgentes para su protección.

Las amenazas más peligrosas para los charales

Sheinbaum felicita al nuevo primer ministro de Canadá; Mark CarneyMarco Rubio reafirma que EU luchará contra el tráfico de armas en la fronteraEntre los principales factores que ponen en peligro a los charales se encuentran la pesca excesiva, la introducción de especies invasoras y la contaminación de los cuerpos de agua en los que habitan. Estos elementos adversos complican la supervivencia de los charales y otras especies locales, como lo explica la UNAM. En particular, las especies invasoras han incrementado su número, desplazando a los charales en su propio hábitat.

Una de las principales amenazas proviene de especies como la carpa común (Cyprinus carpio), que fue introducida en 1886 con fines comerciales. Este pez omnívoro consume los huevecillos de los charales y compite directamente por los alimentos, como los crustáceos que ambos consumen. A pesar de su importancia comercial, la carpa representa un grave peligro para la supervivencia de los charales al alterar el equilibrio ecológico.

Otra especie invasora que amenaza a los charales es la carpa dorada (Carassius auratus), que llegó a México en 1872 con fines ornamentales. Este pez también compite por el mismo tipo de alimento, afectando gravemente las poblaciones de charales al consumir el zooplancton del que ambos se alimentan.

Además, la lobina negra (Micropterus salmoides), una especie carnívora que llegó en 1901 con fines deportivos, también afecta a los charales, ya que se alimenta de ellos en todas sus etapas de vida. Esta especie predadora, de hábitos caníbales, ha causado un desequilibrio ecológico en los ecosistemas locales, contribuyendo a la disminución de los charales.

La contaminación de los cuerpos de agua: un factor crítico

Aparte de la competencia y depredación de especies invasoras, la contaminación de los cuerpos de agua es otro de los factores más críticos para la supervivencia de los charales. La liberación de aguas residuales y desechos industriales afecta la calidad del agua, reduce los niveles de oxígeno y provoca la acidificación de los ecosistemas acuáticos. Esto dificulta aún más la vida de los charales y otras especies acuáticas. La UNAM destaca que este tipo de actividades antropogénicas agravan la situación de los peces locales.

La importancia cultural y económica de los charales

Los charales no solo representan una parte fundamental del ecosistema acuático, sino que también son una fuente de alimento tradicional para las comunidades locales. En México, se comercializan frescos, secos, en tamal o como boquerón, un platillo típico que puede alcanzar los 380 pesos por kilogramo. Además, el charal tiene un valor simbólico para diversas culturas indígenas que lo consideran parte esencial de su dieta y costumbres. Por lo tanto, la pérdida de esta especie no solo tendría un impacto ecológico, sino también en las costumbres culinarias y económicas de muchas regiones del país.

¿Qué se puede hacer para proteger a los charales?

Para evitar la desaparición de los charales, es esencial implementar políticas que frenen la introducción de especies invasoras, como la carpa y la lobina negra, en los ecosistemas acuáticos donde habitan los charales. Además, es urgente la regulación de las actividades humanas que generan contaminación en los cuerpos de agua, a fin de preservar los hábitats naturales de estos peces.

El control de la pesca y la promoción de la educación ambiental también son clave para fomentar la conservación de los charales y de otras especies locales. Con una mayor conciencia sobre la importancia de mantener la biodiversidad acuática, se puede trabajar en conjunto con las comunidades locales para garantizar que los charales sigan siendo una fuente de alimento y tradición en México, sin comprometer su existencia.

 

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foto cortesía 

xmh

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