Con la llegada de la primavera, México se prepara para enfrentar una de las temporadas más intensas en cuanto a fenómenos meteorológicos: los tornados. Aunque la actividad comienza a registrarse en marzo, es en mayo cuando su frecuencia empieza a aumentar, alcanzando su pico de actividad de junio a agosto. Sin embargo, el mes de septiembre marca el inicio de la disminución de estos fenómenos.
Asaltan a cuentahabiente en Plaza Centro MayorPropietarios de autos importados cierran Periférico EcológicoJosé Francisco León Cruz, investigador de la Unidad Académica de Estudios Territoriales Yucatán del Instituto de Geografía de la UNAM, explica que un tornado es una columna de aire que gira violentamente, extendiéndose desde el suelo hasta la base de una nube cumuliforme. Este fenómeno se forma durante tormentas severas que generan nubes de gran altura, capaces de desencadenar estos poderosos vórtices de viento.
México experimenta principalmente dos tipos de tornados: los tornados de supercelda y los de no supercelda, siendo estos últimos los más comunes. Los tornados de supercelda son los más destructivos, con vórtices gigantes que giran a altísimas velocidades y vientos que pueden destruir ciudades completas. En cambio, los de no supercelda son más pequeños, duran menos tiempo y tienen menor intensidad, pero aún así pueden causar daños considerables a viviendas y otros tipos de infraestructura.
Según el especialista, las zonas más propensas a estos fenómenos se concentran en el Eje Volcánico Transversal, que atraviesa entidades como Ciudad de México, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Guanajuato, Puebla, y otros estados del centro y sur. Sin embargo, los tornados más intensos se han registrado en el noroeste de México, especialmente en los estados de Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León, donde los daños suelen ser más graves.
Los primeros registros de tornados en México datan del siglo XVI, pero fue en las últimas décadas cuando estos fenómenos meteorológicos comenzaron a ganar relevancia debido a los daños significativos causados por eventos de gran magnitud. Ejemplos de esto incluyen el tornado que azotó Ciudad Acuña en 2015, causando la muerte de al menos 14 personas y destruyendo cerca de mil viviendas, así como el ocurrido en Piedras Negras, Coahuila, en 2007, que dejó más de 100 heridos y cobró la vida de 10 personas.
El investigador León Cruz también ofreció algunas recomendaciones clave para la población antes, durante y después de un tornado:
A pesar de los avances en la meteorología y el uso de tecnología de imágenes satelitales y radares, los tornados siguen siendo fenómenos difíciles de predecir. Los meteorólogos pueden identificar ciertas condiciones atmosféricas que aumentan la probabilidad de que un tornado se forme, como la inestabilidad atmosférica, los cambios en la dirección del viento o la formación de nubes de tormenta. Sin embargo, la predicción exacta sigue siendo un reto.
León Cruz destaca la importancia de estar siempre alerta ante cualquier posible emergencia y tener un plan de acción familiar en caso de que un tornado se acerque a la región.
Aunque aún no existe suficiente evidencia para establecer una relación directa, el cambio climático parece estar influyendo en la frecuencia y la intensidad de fenómenos climáticos como las olas de calor o los huracanes. En el caso de los tornados, el investigador ha señalado que en los últimos 20 años ha aumentado el número de tornados en México, aunque este crecimiento sigue dentro de los promedios históricos, que varían entre 40 y 50 eventos anuales.
Actualmente, León Cruz se encuentra trabajando en un proyecto que tiene como objetivo analizar si el cambio climático está alterando la frecuencia de los tornados en el país. Esto permitirá comprender mejor su comportamiento y mejorar las estrategias de prevención y seguridad en las regiones más afectadas.
Mantente al tanto de todas las noticias Puebla. Haz clic aquí para seguir explorando nuestro portal.
foto cortesía
xmh
Vistas: 196