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Lunes, 30 de Diciembre de 2024

Por la vía de Moreno Valle quieren regresar personajes indeseables de la SC

1 Octubre, 2024
Fermín Alejandro García

Falta casi un trimestre para que arranque el gobierno de Alejandro Armenta Mier y entre algunos miembros de la comunidad artística de Puebla ya se prendieron “los focos rojos” en torno a la designación Rafael Moreno Valle Buitrón, como futuro subsecretario de Cultura. Resulta que este personaje podría ser el conducto para volverle “abrir la puerta “a un grupo de funcionarios que, durante el morenovallismo y el inicio del barbosismo, fueron señalados de cometer presuntos actos de extorsión, acoso sexual y laboral, así como de discriminación contra los músicos de la Orquesta Sinfónica del Estado de Puebla (OSP).

Y no solamente el temor está en torno al posible regreso de personajes con un pasado oscuro a la Secretaría de Cultura (SC), sino también por el perfil de Rafael Moreno Valle Buitrón quien, aunque tiene una formación en canto y arte dramático en tres importantes instituciones académicas, al final es un empresario que en algún momento estuvo al frente del Club Pericos de Puebla de béisbol y de la Reserva Territorial Atlixcáyotl–Quetzalcóatl. Por lo que muchos ven el riesgo que llegue con una visión de querer privatizar áreas importantes de la SC.

Por si fuera poco, en su historial se encuentra ser un personaje cercano al cuestionado y misterioso empresario Pedro Haces Barba, quien actualmente es el principal operador legislativo del coordinador de los diputados federales de Morena, Ricardo Monreal Ávila, de quien siempre se desconfía de él dentro de la 4T.

Moreno Valle Buitrón fue parte de la fundación del partido Fuerza por México (FxM) –que es propiedad de Pedro Haces–, una organización política que abiertamente –a finales del año 2019—se creó para permitir la entrada de 50 morenovallistas a la 4T, luego de que abandonaron el PAN, que estaba electoralmente derrotado.

El pasado 12 de septiembre, el gobernador electo de Puebla dio a conocer el nombramiento de la próxima titular de la SC en la figura de Gloria Pacheco Mex, quien resultó ser una desconocida para la comunidad artística de Puebla. Esa situación provocó que se pusiera poca atención en la designación de Rafael Moreno Valle Buitrón.

60 denuncias contra los que quieren regresar

A partir de que se anunció su nombramiento, se ha visto muy activo a Rafael Moreno Valle Buitrón haciendo planes para cuando inicie su actividad como servidor público. Y en esa fase se ha entrevistado con quienes podrían ser sus futuros colaboradores, entre ellos varios ex servidores públicos de la SC.

Fuentes bien informadas se acercaron a esta columnista para señalar que uno de los personajes que estaría buscando regresar a la SC es Fernando Lozano Rodríguez, quien durante 8 años estuvo al frente de la Filarmónica 5 de Mayo –tal como la hizo llamar el exgobernador panista Rafael Moreno Valle Rosas—y que después recuperó su nombre original de Orquesta Sinfónica del Estado de Puebla, durante la gestión del ex titular del Poder Ejecutivo, el morenista Luis Miguel Barbosa Huerta.

El problema no es Fernando Lozano Rodríguez como tal, sino un grupo de músicos y administradores que lo acompañan en todos sus proyectos.

Los integrantes de ese grupo, tan solo en el año 2019, acumularon las denuncias de 60 de los 80 músicos de la OSP que expusieron supuestos atropellos que iban desde cobros ilegales, incumplimientos de pagos y contratos, acoso sexual, discriminación y un ambiente de violencia. Es decir, no se está hablando de un problema menor, sino de algo muy grave.

Ahora se plantea el riesgo de que con Rafael Moreno Valle Buitrón por, un asunto de amistad, se permita el retorno de Fernando Lozano y de sus colaboradores.

¿De qué se les acusó? Estos son algunos ejemplos, de acuerdo con un documento de denuncia que se elaboró en la SC al inicio del actual sexenio:

Un día un integrante de la OSP accidentalmente se le averió su clarinete. Le advirtieron que si no tenía un instrumento no podía seguir en la orquesta. Posteriormente le proporcionaron un clarinete, pero a cambio de un pago mensual de 2 mil pesos, que obviamente no se erogaba por canales oficiales, sino en pagos en efectivo.

Luego se supo, según la denuncia, que a varios integrantes de la OSP los habrían obligado “a alquilar” esos instrumentos, que resultaron ser robados de un cuerpo sinfónico de la Ciudad de México.

En particular las mujeres expusieron que habrían sido constantes las invitaciones a cenas o fiestas, en donde ocurrieron supuestos tocamientos, presiones para tener relaciones sexuales o debían soportar la exhibición de los genitales de algunos administradores de la OSP. Quienes no aceptaban esas agresiones, eran objeto de exclusión y malos tratos, hasta que las obligaban a renunciar.

Una constante en las acusaciones es que había discriminación y favoritismos. Mientras a la mayoría de los músicos se les exigía calidad interpretativa, disciplina y cumplimiento con las normas, había un trato laxo y lleno de privilegios hacia amigos o “consentidos”, a quienes les toleraban presentarse después de consumir alcohol y drogas, lo cual provocaba que se alteraran las rondas de ensayos.

Cada vez que había audiencias para contratar nuevos integrantes, a “los consentidos” se les avisaba con dos meses de anticipación y al resto de los participantes, se les daba a conocer la convocatoria dos semanas antes, para que tuvieran un mal desempeño y no se quedaran en la selección de integrantes.

Muchos músicos que pusieron dinero de su bolsillo para gastos imprevistos, nunca se les reembolsó los fondos. De igual manera, a varios integrantes que fueron solistas, se les quedó a deber el pago de las presentaciones. Sin embargo, “la gota que derramó el vaso” es que al inicio del actual sexenio les dejaron de pagar sus salarios a todos los miembros de la OSP, sin que nunca se pudiera aclarar que se le había hecho al presupuesto de la orquesta.

¡No somos 20, somos 80, cuéntanos bien!

El 14 de septiembre de 2019, en el patio central de San Pedro Museo del Arte, se ofreció un concierto en memoria del pinto Francisco Toledo, que acababa de fallecer.

En el primer intermedio de ese concierto, frente a la sorpresa desagradable de la mayoría de los asistentes, un personaje llamado Armando Cedillo, quien era coordinador artístico de la OSP y primer trompetista de la orquesta, tomó el micrófono y quiso encarar al entonces titular de la Secretaría de Cultura, Julio Glockner Rossainz, quien estaba ahí presente.

Le dijo que la OSP no iba a permitir que se abriera una investigación sobre una denuncia que habían realizado “20 músicos cobardes”, que habían mentido al acusar que en la orquesta se cometían anomalías, que nadie había podido demostrar.

Julio Glockner escuchó al funcionario y después, le respondió por medio del micrófono –al que por cierto le bajaron el volumen los técnicos de la OSP—que debía presentar su denuncia por la vía institucional de la SC o de la Secretaría de la Función Pública, ya que escandalizando no se iba a lograr nada.

Acabó el concierto y cuando Glockner Rossainz se marchaba, fue rodeado por los músicos de la OSP, quienes le dijeron: “No somos 20, somos 80, que nos cuenten bien”.

Los quejosos le aseguraron que casi todos los miembros de la Orquesta Sinfónica del Estado de Puebla estaban cansados de los abusos y actos de corrupción que ocurrían en ese cuerpo artístico. Y acusaron a Armando Cedillo de intentarlos intimidar.

Tres meses más tarde, se decidió en la SC no renovar el contrato de Fernando Lozano Rodríguez como director de la OSP.

Ahora se dice que quiere regresar a dirigir la OSP con el manto protector de Rafael Moreno Valle Buitrón.

 

clh

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