Ixtacamaxtitlán, Pue.- Este es nuestro territorio, aquí estamos, defendemos nuestros bienes naturales, nuestra manera de vivir y nuestra cultura, fueron los mensajes que habitantes de Ixtacamaxtitlán mandaron a los empresarios canadienses de Almaden Minerals que, con una mina a cielo abierto, quieren sacar el oro y la planta que hay en la entraña de esta tierra.
Es sábado a mediodía, los campesinos y ejidatarios llegan a Santa María Sotoltepec con sus familias para participar en la “Caravana por la Vida”. Irán a la cabecera San Francisco Ixtacamaxtitlán. Vienen en camionetas de redilas, colectivas de transporte de pasajeros, taxis, motos y bicicletas.
Hay muchos jóvenes y algunos niños. Pero son más los adultos que vienen a manifestarse. Ellos bien ensombrerados, ellas con trenzas y delantales cuadriculados. Todos, rostros curtidos por el sol que parece que aquí es más intenso, quizá porque los sotoles son tacaños para dar sombra.
Quieren que el presidente municipal de extracción priista Eliazar Hernández Arroyo les explique cuál es el estado del proyecto minero pero, sobre todo, que niegue los permisos de uso de suelo que requiere Almaden para abrir un tajo del tamaño de 140 estadios de futbol, y que dependen de él. Además, él así lo prometió cuando les andaba pidiendo sus votos, recuerdan.
Aunque también quieren que los vecinos de Santa María le cierren las puertas a la minera porque han sido los más renuentes a participar en la lucha que desde hace cinco años mantienen contra la empresa.
Son miembros de la Unión de Ejidos y Comunidades en Defensa del Agua y de la Tierra Atcolhua. Llegaron de Tecoltemi, Tenamigtic, Cruz de Ocote, Loma Larga. Los acompañan cuetzaltecas, sus paisanos de Amixtlán, de Ocotepec, de Libres, de Zautla. También atravesaron las montañas los totonakus de Olintla.
Vinieron aquí para volver a decir que no quieren a la minera, porque a pesar de que Almaden Minerals sólo ha hecho trabajos de exploración, ya violó sus derechos al territorio, al consentimiento y a la consulta, según ha informado la organización PODER.
Almaden Minerals lleva más de 15 años explorando el territorio de la Sierra Norte, cuentan los de PODER. Hay registro de sus concesiones en la región desde marzo de 2003. Morgan Poliquin, el director y presidente ejecutivo de la minera, conoce el sitio al menos desde 1994, por haber hecho su tesis doctoral para la empresa de su padre, Duane Poliquin.
“El proyecto minero Ixtaca, como lo denomina la empresa, se localiza en la cabecera de la cuenca del Río Apulco, a unos cuantos metros de la población de Santa María, y afectaría las tierras de cultivo de la población de Loma Larga, entre otras, además del suministro de agua de más de mil 600 personas que habitan en las 11 poblaciones que estarían dentro de la zona de impacto directo de la mina”, añaden los investigadores.
Como Pedro por su casa
Y lo que se ve, no se juzga: la minera se apoderó ya de todos los espacios de la vida de los habitantes de Santa María Sotoltepec –puntal del rico yacimiento Ixtaca-, tienen un almacén junto a la cancha de fútbol, entran y salen de las escuelas sin el consentimiento de los padres de los alumnos, pero con el apoyo de los profesores; despachan en el edificio de la presidencia auxiliar y hasta pintaron la iglesia de la pequeña comunidad con los colores de la empresa.
Es aquí donde los pobladores recienten más su división. Don Lolo, por ejemplo, es incondicional de los mineros, aseguran sus vecinos, y “cómo no, si les vendió un terrenote, les renta una bodega y puede tener su almacén bien lleno de mercancía. Unos poquitos tienen trabajo y no los envidiamos, sólo creemos que no entienden o no saben que si abren la mina, los jodidos vamos a ser todos, todos. Y cuando decimos todos, pues hablamos de quienes vivimos a lo largo de los 350 kilómetros que tiene de longitud el río Apulco, que nace aquí, pero que llega hasta al Tecolutla.”
Ante la protesta de este sábado, cuentan, los canadienses no abrieron sus oficinas. Pero suben y bajan de los cerros en sus poderosas pickups blancas, anónimas, sin logos y sin placas de circulación, y con sus perros –unos hermosos pastores belgas- en las bateas.
Ahora van también sobre las escuelas de Ahuateno, quieren obligar a los padres que dejen a sus hijos ir a las “minas”. El martes a las 5 de la tarde harán una reunión en el kínder Francisco I. Madero, dicen que les quieren hacer una encuesta y así simular que todos están de acuerdo en que la Almaden se quede en estas tierras y se lleve el oro y la plata que asegura que hay aquí.
Pero “no lo vamos a permitir. Nosotros siempre hemos vivido aquí. Nuestros padres no se murieron de hambre siendo campesinos y todavía están, y nuestros nietos, ¿cómo van a vivir con todas las porquería que quieren hacer aquí?”, se preguntan.
En un acto a espaldas de la bodega de la minera, alumnos del CESDER hacen una pequeña obra de teatro para que todos se enteren de lo que pasa en la comunidad con la llegada de los mineros. Se visten de empresarios y se maquillan como calaveras porque para “nosotros ellos representan la muerte”.
Su participación saca las risas y la indignación del público: “que se vayan a su puta tierra y que se coman su oro”, grita una mujer de la tercera edad cuando los jóvenes ofrecen lingotes de cartón y papel oropel al que actúa como presidente municipal.
Salen de Santa María hacia la cabecera. Una larga fila de vehículos y manifestantes recorren los 6 o 7 kilómetros que los separan del antiguo poblado ubicado al pie del cerro de Acolhua, asiento del rey Tenamascuicuitl. La montaña culmina en la cabeza de la serpiente que forma la cordillera de la Sierra Madre Oriental.
Guardianes de la madre tierra
Están enojados, señalan, porque la minera dice que no existen. La consultora GMI Consulting que es propiedad de Juan Pablo Gudiño Gual, un ex funcionario de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales que ahora le trabaja a los canadienses de la Almaden, hizo un supuesto estudio de impacto social y declaró que aquí no hay población indígena. “Nos quieren desaparecer”.
También por eso desagravian a la Madre Tierra con esta protesta y con una ofrenda ritual en la que le traen sus semillas y sus frutos, su pulque y sus escamoles, y tocan los tambores para que “ella nos oiga y sepa que estamos con ella y que estamos en su defensa. Estamos para ser sus guardianes. Los canadienses sólo nos dejarán contaminación y tristeza. Queremos una vida que nos dé felicidad a todos”.
En la Caravana por la Vida participan también miembros del MIOCUP-CNPA. Proclaman la unidad de sus luchas.
“Sabemos que nos quieren dividir, confrontar, que buscan sembrar odio y desconfianza entre pueblos, entre luchas, es necesario poner un alto ya a esta agresión. El tiempo es nuestro, nuestra vida está en nuestras manos, es momento de unirnos y actuar. No caigamos más en el engaño electorero, ningún partido salvará al pueblo. Sólo la organización independiente del pueblo, la unidad de las luchas, así como nuestro trabajo para seguir produciendo alimentos, salud, conocimiento para la vida y ejercer nuestra autoestima, nos pondrá en la ruta de seguir construyendo y reproduciendo la vida, no los caminos de muerte del mal gobierno y las grandes empresas. Basta ya de muerte y destrucción. Basta ya de agresiones”, terminan.
clh
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