Axutla, Pue.- En el abandono, expuesta al saqueo y sin apoyos de instancias federales para su protección, la zona arqueológica de Huehuepiaxtla, en los límites del estado de Puebla y Oaxaca, guarda un misterio que llama la atención de propios y extraños, por los mitos que se han creado en torno a la “Gigantesca Peña”.
Huehuepiaxtla es una comunidad perteneciente al municipio de Axutla en la Mixteca poblana, de acuerdo con investigaciones y datos recopilados de hace muchos años del Cronista Alejandro Pantaleón Calixto, seres extraños pudieron haber vivido en las alturas de dicha peña.
Según el cronista, se trata de una pequeña comunidad enclavada en la región agreste de la Mixteca aunque de su origen nada se sabe a ciencia cierta, lo único registrado es que en 1606, estos pobladores pertenecían a la feligresía de Piaxtla, ya que así se pudo apreciar en sus respectivos libros de bautismos, matrimonios, defunciones, entre otros registros eclesiásticos.
La Gran Peña
Más allá de lo conocido por medio de los registros escritos, existe la tradición oral que nos hace llegar información antigua, que ha pasado de generación tras generación, y que hoy se rescata en una leyenda, la cual explica la causa de la existencia de grandes personajes esculpidos en piedra, como lo es una "figura antropomorfa, con cabeza de un toro, brazos y en lugar de manos tiene garras de felino, piernas y cola de felino".
Pantaleón Calixto narra que en Huehuepiaxtla, ubicado junto al río “Atoyaque”, existe un enorme cerro, conocido como La Gran Peña, que sobresale de toda la orografía local, de difícil acceso por su altura, pero que en la cima existen un obelisco y figuras pétreas de diferentes formas y tamaños.
Entre las que más llama la atención y mejor conservada se encuentra es la figura antropomorfa con cabeza de toro, esculpida en piedra con la técnica en bajorrelieve.
Así mismo dijo que el testimonio de un lugareño, es que en esa peña, vivieron los primeros pobladores de la región, el cual aseguran era muy fiel a Dios, pero también existían unos seres que siempre perjudicaban, mordían, golpeaban a los moradores. Afirman que los extraños seres tenían la capacidad de transformarse en animales, en arboles o en cosas; por lo tanto, los humanos no podían defenderse ni evitar ser atacados.
La narración concluye que Dios vio todo lo que acontecía, entonces decidió ayudar a los humanos, enviando rayos del cielo, que tocaban estos raros seres, convirtiéndolos en piedra, y se quedaron petrificados en la última forma que habían adoptado. Según los antepasados, esta es la razón por la que existen tantas figuras extrañas en la cima de La Gran Peña en la comunidad de Huehuepiaxtla.
Por años, esta zona ha sido motivo de leyendas sobre la existencia de una cueva en la que existen más figuras entrompo morras, ente las que destaca la de un becerro de oro, las cuales hasta la fecha no se han comprobado. Sin embargo, los lugareños relatan que han hallado vestigios como puntas de flechas, cuentas de obsidiana, utensilios de cocina, así como paredones de piedra de más de un metro de altura, ocultos bajo la tierra.
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