Parece el típico mal chiste. Información periodística de las últimas horas reporta que las investigaciones de la fiscalía capitalina sobre la tragedia de la Línea 12 del Metro apuntan a que serán responsabilizados algunos soldadores, un supervisor de la obra y un almacenista. O sea, irían por los de abajo, como siempre: pésimo chiste.
La moral de AMLO por encima de la ConstituciónQuien tenga recursos, que vaya a vacunarse al extranjero: AMLOEl Universal publicó que había tenido acceso al expediente de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México sobre el percance del 3 de mayo y en el que murieron 26 personas.
La principal línea de investigación, decía ese diario, es que el “error” se debió a una mala supervisión de la obra, por lo que las autoridades buscan a un encargado de esa tarea, y a cuatro personas más “aparentemente responsables de trabajar con los ‘pernos Nelson’, quienes, según el dictamen, los colocaron mal y no instalaron los necesarios para la trabe que colapsó, y una persona más quien, aparentemente, era el encargado de almacén y de notificar y avisar si se requería más de ese material”.
En otras notas se ha publicado que buscan no a cuatro sino a 11 soldadores. Pero el caso es el mismo: de seguir por esa línea las investigaciones terminarían responsabilizando a los eslabones más débiles.
Mas faltan al menos dos entregas del peritaje independiente contratado por el gobierno de la Ciudad de México a la consultora noruega DNV.
Quizás en alguno de esos reportes pendientes se hable también de la calidad de los materiales, de la supervisión de todos los procesos, de la idoneidad de los cálculos y del proyecto, sus cambios y ajustes, y los responsables de todo ello.
Porque el tema de la soldadura como una de las posibles causas del colapso fue una hipótesis que surgió a las pocas horas de ocurrida la tragedia. Y mes y medio después, la mañana del 16 de junio EL FINANCIERO dio en exclusiva un adelanto del primer reporte de la consultora DNV y en él se señalaba que la falla estructural causante del desplome estaba asociada a seis deficiencias en la construcción de la obra, entre ellas la soldadura de los ahora famosos pernos Nelson.
Ahora bien, en las últimas semanas ha circulado de manera extraoficial información que retoma el asunto de los pernos Nelson. Según fuentes enteradas, algo ha llamado la atención con respecto a estas piezas de acero: su diámetro.
Esas fuentes señalan que al evaluar el siniestro han detectado que los pernos Nelson, en lugar de tener el diámetro estándar de la industria (¾ de pulgada), se han encontrado múltiples piezas de otra medida: una pulgada.
Utilizar pernos más anchos de la medida estándar tendría el inconveniente de que afectaría el proceso de soldadura.
Según las fuentes consultadas no ha sido esclarecido por qué se determinó ese cambio de dimensiones ni si se capacitó a los trabajadores para un proceso de soldadura que cambia, aseguran las fuentes, si los pernos son de ¾ o de una pulgada.
Dicho de otra forma: en el plano original de la Línea 12 se habrían contemplado los de ¾. El cambio debe ser explicado por los constructores, pues en la memoria de cálculo no estaban previstos los de una pulgada.
¿A quién le compraron los pernos, por qué el cambio y qué impacto pudo tener eso en el proceso de soldadura?
Digo, si ya van a culpar a los soldadores, empecemos por revisar los pernos Nelson adquiridos, su calidad y las implicaciones de cambiar su medida. ¿O van a decir que ésa también fue decisión del almacenista?
Columna de Salvador Camarena
El Financiero
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