La Organización para el Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) publicó el pasado lunes su informe anual intitulado Revenue Statistics 2021, por el cual resume el progreso de la recaudación fiscal de los estados miembros. Las noticias, desafortunadamente, no son halagüeñas para México. Por el contrario, el documento ha venido a confirmar el enorme pendiente de la agenda pública en materia fiscal.
El metaverso de la 4TGertz contra Nieto ¿quién castiga a los “castigadores”?De acuerdo con la OCDE, Dinamarca se ubica en el primer sitio con un 46.5 por ciento de recaudación en términos del PIB, seguido por otros países como Francia, Bélgica, Italia y Suecia. El promedio se sitúa, por tanto, en 33.5 por ciento. Por debajo este umbral se encuentran países como los Estados Unidos (25.3 por ciento) Costa Rica (22.9 por ciento) y Chile (19.3 por ciento).
Sin embargo, México se ubica en el último peldaño de la lista, con un magro 17.9 por ciento de recaudación fiscal en términos del PIB. ¡17.9 por ciento! En este contexto, y a la luz de la literatura en materia económica, ningún Estado en el siglo XXI podrá ser capaz de avanzar hacia un verdadero desarrollo con una paupérrima recaudación fiscal. Esta precariedad se traduce en desigualdad perpetuada en la escasez de recursos para la inversión pública en áreas estratégicas.
Para ello el Estado mexicano, iniciando desde el Ejecutivo federal pero transitando por el Congreso y las legislaturas locales, debe realizar urgentemente reformas que permitan eliminar la evasión fiscal y los entresijos legales que han restringido históricamente la recaudación a una pequeña muestra de la población. Debe haber, adicionalmente, reformas estructurales que permitan sacar de la informalidad a millones de mexicanos que viven en las sombras de la fiscalidad.
Pero más urgentemente, se debe combatir la corrupción y los actos de impunidad que han hecho posible que los empresarios mas acaudalados de nuestro país se aprovechen mañosamente de los vacíos de la ley para evadir sus obligaciones.
Finalmente, México debe promover, desde la esfera internacional, esfuerzos internacionales que coadyuven a deshacer los paraísos fiscales. El presidente AMLO, quien se ha erigido como el adalid en el combate contra la pobreza y la desigualdad, debe tener conciencia de la mayor urgencia de nuestro país, a saber, una profunda reforma fiscal que nos brinde viabilidad para la inversión en educación, salud y otras materias prioritarias. En suma, no le vendría mal al presidente mexicano echar un vistazo al informe de la OCDE. Así verá a su admirada Dinamarca en el primer sitio, mientras que México se ubica, lamentablemente, en el último peldaño.
Columna de José Miguel Calderón en SDP Noticias
Fotografía SDP
clh
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