En democracia, las elecciones se ganan en las urnas y no en las armas. Los votos se consiguen con empatía y preferencia, no con balas. Es necesario condenar todo tipo de ataque contra cualquier candidata o candidato en temporada electoral. Mucho más pensando en aquellos que han perdido la vida en Michoacán o Zacatecas, aquellos que han renunciado a sus aspiraciones en Tijuana y en Veracruz. Es por ello que, a sabiendas de la seguridad y cobertura en cámaras del C5, así como en la profesionalidad de su fiscalía capitalina, los atentados reportados por la candidata a la alcaldía Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega, deben ser esclarecidos.
¿Qué escenario podría producir inestabilidad con la elección?¿Qué diría Freud de la religiosidad de Xóchitl y Claudia... y de AMLO?Confiar en la veracidad de las investigaciones en la región más transparente implica que el trabajo de la fiscalía sea impecable: no sólo porque se trata de una de las más férreas detractoras de la oposición, sino porque se trata de una mujer feminista que es madre y que, dentro de sus contradicciones, ha vivido distintos flagelos por intentar compaginar su liderazgo y aspiraciones políticas con el contexto de feminidad y maternidad exigidos por la sociedad y peor, por las cúpulas políticas.
A pesar de que el primer lugar de denuncia fueron las redes sociales y sin mediar tiempo, la fiscalía abrió una carpeta de investigación para dar seguimiento al vehículo en que se transportaba la candidata de la alianza PRI-PAN-PRD en la alcaldía Cuauhtémoc que según sus declaraciones, fue baleado mientras se transportaba en él.
Aunque Alessandra comunicó en su mensaje que esto fue un intento por callarla, resulta extraño a la luz de las encuestas en las que se le coloca en un irremediable segundo lugar. Digo “irremediable” ya que la encuesta del periódico El Financiero demostró que abril cerró con un 46.6% de preferencias por la candidata de Morena, PT y PVEM, 37.2% a la del PAN, PRD y PRI, mientras que 7.6 al abanderado de Movimiento Ciudadano. Una diferencia que casi alcanza dos dígitos en la encuesta más generosa con Rojo de la Vega.
Para calcular el resultado potencial de las elecciones en la alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México, podemos utilizar los datos proporcionados en la encuesta de Arias Consultores. Primero, vamos a expresar las preferencias electorales en términos absolutos:
Dado que Monreal lidera con una ventaja de 20.1 puntos porcentuales sobre Rojo, podemos calcular la cantidad de votos para cada candidata considerando un total de 100% de los votos válidos:
Ahora, podemos estimar la cantidad de votos válidos en la alcaldía Cuauhtémoc. Suponiendo que la encuesta representa adecuadamente la población electoral, podemos usar los porcentajes proporcionados:
Con esto, podemos calcular la cantidad de votos proyectados para cada candidata:
Dado que el 7.0% de los votantes aún están indecisos, podemos considerar dos escenarios: uno en el que todos los indecisos votan por la candidata más cercana a su preferencia y otro en el que se distribuyen equitativamente entre las dos candidatas principales.
Para el primer escenario, en el que todos los indecisos votan por la candidata más cercana a su preferencia, calculamos:
Para el segundo escenario, en el que los indecisos se distribuyen equitativamente entre las dos candidatas principales, calculamos:
Esto nos proporcionará una estimación de los resultados potenciales de las elecciones en la alcaldía Cuauhtémoc. Entonces: ¿Quién gana con un atentado contra Alessandra Rojo de la Vega? Me parece que, en un primer momento, existen dos líneas de investigación no oficiales:
Por una parte, la ventaja de la propia oposición al lograr victimizar a su candidata y así darle visibilidad. Lo cual, sería miserable y definitivamente dudo que aquello fuera consentido por la candidata. Tristemente, aunque Rojo de la Vega tenga principios, se rodea de zopilotes y carroñeros. Pero indicios como las acusaciones prontas de Santiago Taboada tendrían que hacerle reflexionar a toda la comunidad cómo es que uno o varios líderes partidistas están dispuestos a generar daño y temor a una familia como la de Rojo de la Vega con tal de lograr empatía por temporada electoral.
La otra línea de investigación que no puede pasarse por alto es la del manual de feminicidios en grado de tentativa y feminicidios consumados: parejas y ex parejas.
¿Quiénes podrían intentar aprovechar la coyuntura electoral para cobrar venganzas? ¿Quién o quiénes guardan rencor en su corazón como para inhibir o limitar el crecimiento político de una mujer? Me parece que parte elemental del análisis de la violencia en contra de las mujeres debe enfocarse en las ex parejas que tratan de limitar el crecimiento de aquellas con quienes ya no se encuentran.
Ambas hipótesis son tempranas y sirva este párrafo de advertencia pues, en horas, ni siquiera para la autoridad competente, es posible contar con conclusiones.
Sin embargo, así como es aventurado hacerse de conclusiones definitivas, también lo es acusar “intentos de callarse” cuando se está en desventaja y cuando, en el contexto del país, la victimización puede ser un recurso de campaña tan sólo planteado por los más perversos asesores, como aquellos de la talla de Max Cortázar.
Es importante manifestar la expectativa que tenemos las mujeres y feministas, que consiste en que Alessandra, con la visibilidad y presencia que tiene, no llegara jamás a aceptar este tipo de estrategias como válidas o justificables, ni siquiera, en el contexto electoral. Ya que las mujeres que han sido víctimas de feminicidio en grado de tentativa, que viven con miedo y han sido perseguidas, saben (¿y sabemos?) lo que es vivir así. Ningún segundo lugar en las encuestas justificaría aceptar como estrategia de campaña una afronta de tal tamaño.
Mientras tanto: Solidaridad con Alessandra Rojo de la Vega, justicia, verdad y esclarecimiento a este lamentable hecho que mancha las elecciones capitalinas, el proceso electoral en el lugar más seguro de la República no puede darse el lujo de dejar este caso sin resolución. Abrazo cálido a Alessandra y a su familia, pues ser mujer y madre en política implica vivir con el miedo cotidiano a faltarle a las hijas e hijos. Nadie tiene derecho a jugar con ello y por eso, el esclarecimiento debe llegar a las últimas consecuencias.
No sin dejar de mencionar la condena total al uso político de Santiago Taboada que ha tenido al afirmar que “gobiernos de Morena actúan con violencia” o asegurar que Martí Batres, jefe de gobierno ejerce agresiones y junto con sus equipos son “sospechosos”.
Tales acusaciones, sin fundamento y aventuradas, no abonan en nada. Al contrario, parece que forma parte de algún tipo de estrategia para la creación de caos y capitalización del mismo, en la que insisto, dudo que Alessandra Rojo de la Vega hubiera podido prestarse.
La seguridad de las mujeres para aspirar a cargos de elección popular no puede estar sujeta a politiquería.
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Columna de Frida Gómez
Foto: Especial
cdch
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