Claudia Sheinbaum como jefa de gobierno y como candidata a la presidencia se refirió en varias ocasiones al importante fenómeno de la economía, de la relocalización, del comercio exterior y las relaciones comerciales asegurando su importancia.
Ciro Gómez Leyva, la SCJN y esa dominguera civilizaciónJúniores del ‘bienestar’Ella sabe que México cuenta con ventajas competitivas para convertirse en un destino atractivo para la inversión extranjera por nuestra situación geográfica estratégica, infraestructura desarrollada, mano de obra calificada y competitiva más la proximidad a los norteamericanos.
Factores que bien se pueden traducir en beneficios como la creación de empleos de alta calidad, inversión, diversificación de la economía y mejoras en nuestra gente.
El nearshoring o relocalización de empresas, es una respuesta a la globalización que busca optimizar la producción acercándola a los mercados finales. Este fenómeno presenta oportunidades y desafíos para México, país que debería ser un beneficiario clave en este contexto.
Y la pregunta es ¿por qué el el comercio exterior debe ser el motor de la administración actual?
Antes de ocupar la máxima posición en el país, la presidenta respondió que es la alternativa de la economía y del ajuste de la producción a gran escala., es pasar de un proceso de globalización a uno de regionalización y que la búsqueda de cadenas de suministro más resilientes, es decir, las empresas buscan reducir riesgos, como los evidenciados durante la pandemia.
México vive en gran parte del intercambio comercial, genera miles de empleos y ocupa un porcentaje muy importante del PIB, no se puede jugar a enviar mensajes cruzados a los inversionistas y mercados.
Otro elemento para considerar es el impacto en marcas y patentes: la protección de propiedad intelectual es crucial en un entorno de competencia global. México debe mejorar su marco legal para fomentar la innovación y protegerla.
Sin embargo, las resistencias vienen de adentro, por parte de diversos sectores de la producción y de coyotes que aparecen como remoras en los gobiernos federal y locales que ven en la competencia la pérdida de sus privilegios como mercados monopólicos, saben que tendrían que entrar a un marco legal equitativo; lo peor, es que estas resistencias favorecen un mercado desleal con China donde las empresas enfrentan la competencia de productos que llegan a precios muy bajos, desafiando a las industrias locales o integrándose con tecnicismos a las cadenas de valor exportadoras.
El punto de partida del nearshoring fue poco grato, la necesidad surgió en medio de la pandemia y el impacto que tuvo en la producción de bienes y servicios y en las cadenas de suministros; la mala noticia es que México solo ha aprovechado el 7.5 de la inversión que se iba a China y la que ha llegado es mayoritariamente reinversión.
Durante la emergencia la saturación de puertos generó tremendos cuellos de botella y el consiguiente desabasto en grandes regiones del mundo dejando al descubierto la vulnerabilidad de las cadenas de suministro globales e impulsando la necesidad de soluciones más locales.
Esto abrió importantes ventajas para México, pero la mediocridad de nuestros gobiernos las convirtió en oportunidades perdidas
La ubicación estratégica, por la proximidad a Estados Unidos ofrece ventajas logísticas significativas, pero empiezan a orientarlas para favorecer más el intercambio con China para exportar energía barata, sobre todo gas natural proveniente de Estados Unidos, o para recibir la producción China que desplaza a la nacional, y que decir de los coqueteos con tiranías que no aportan nada.
Los parques industriales e infraestructura, son insuficientes, aunque hay parques industriales en crecimiento, la infraestructura de caminos y energía no está a la altura de las necesidades.
Un caso emblemático fueron la inversión de Tesla y Panasonic, donde la falta de infraestructura básica como subestaciones eléctricas y caminos adecuados resultó un obstáculo, la primera está por abortar y la segunda optó por Canadá para hacer microcomponentes.
Y eso no es todo, el contexto político y económico es brutalmente contrario al lo que se requiere para el nearshoring, las inversiones se quedan en Asia o se van a Texas, más el riesgo latente de la robótica e IA que ya desplazará empleos.
Otro punto es la reforma al poder Judicial que puede violar varios capítulos del T-MEC, incluyendo: capítulo 1 (comercio), promueve el comercio justo; capítulo 2 (acceso a mercados), asegura acceso a los mercados; capítulo 18 (anticorrupción), que busca combatir la corrupción; capítulo 22 (laboral), el cual protege los derechos laborales; capítulo 32 (medio ambiente), establece normas ambientales y anexo 23, mismo que proporciona estándares laborales específicos.
La reforma energética que ha impuesto la 4T con AMLO y que no sabemos si seguirá con Sheinbaum, es la de mayor control estatal, lo que podría afectar la inversión extranjera y seguir estancando la generación, distribución y transmisión de energía, más cuando la presidenta recibió un gobierno quebrado y con un déficit fiscal que no se tenía desde hace más de 40 años.
Las oportunidades son significativas, pero requieren un enfoque integrado que aborde las debilidades en infraestructura, gobernanza y seguridad jurídica, independiente de ver que vamos a hacer con las obras inservibles que nos dejó la administración anterior.
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Columna de Manuel Díaz en SDP Noticias
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