El Instituto Nacional Electoral ha vivido mejores momentos. Desde su creación como resultado de la segunda gran reforma electoral, y con la absorción del acervo del otrora bien valorado IFE, el INE ha sido - o lo fue- una institución que encarna los valores de la democracia en México.
El valor de la críticaLa excusa de la “soberanía”El lector seguramente recordará los discursos de Lorenzo Córdova en el Zócalo, y como miles de mexicanos, vestidos de rosa, inundaron las calles de la Ciudad de México pronunciándose contra los planes de AMLO y de Morena de reformar al instituto.
Mucho ha cambiado ahora. A raíz de la conformación de un nuevo Consejo General presidido por Guadalupe Taddei el INE parece haber torcido hacia una dirección contraria a sus valores fundacionales.
El viraje más radical tuvo lugar cuando decidió la sobrerrepresentación de Morena y sus aliados, pasando por alto la Constitución, cargándose el espíritu de la Carta Magna y sin considerar que el propio documento contenía una suerte de seguro contra la posibilidad de que un solo partido político –o fuerza– contase con más de trescientos diputados en la Cámara Baja. Nada valió y el oficialismo alcanzó su objetivo de construir una mayoría calificada no ganada en las urnas.
Sin embargo, se avecinan tiempos más oscuros y de mayor incertidumbre para el INE. En palabras de la propia Taddei, no será posible la instalación del total de las casillas para la elección de jueces y magistrados de junio de este año; como resultado, huelga señalar, de las gigantescas complejidades derivadas de una elección que no tiene pies ni cabeza, amén de los recortes presupuestales impuestos al instituto.
Las elecciones al Poder Judicial serán lo que estaba planeado que fuesen en el esquema original fraguado por el régimen: una farsa. No habrá dinero ni nombres reconocibles ni casillas ni campañas ni propuestas, sino una vulgar movilización política en favor de un grupo de futuros jueces cuyos listados habrán sido previamente seleccionados por comités integrados por simpatizantes del oficialismo.
La reputación del INE, tras la farsa, será aun más mermada. Más tarde la institución podría atestiguar su desenlace como organismo autónomo frente a una probable reforma electoral que trastoque definitivamente sus competencias en tanto que autoridad electoral autónoma.
Bajo el manipulador discurso de la democracia, el INE se vería envuelto en un proceso de desmantelamiento, y así sufrir el mismo destino de otros organismos autónomos que, a juicio del régimen, no estaban a la altura de la autoproclamada 4T. Lo veremos.
Descubre todo sobre noticias Puebla y de todo México visitando nuestra página principal.
Columna de José Miguel Calderón en SDP Noticias
Foto Jorge Montaño
clh
Vistas: 80