Especialistas advierten que Trump debilitará la democracia

México.- Donald Trump ha sido una amenaza para la democracia estadunidense desde su primer periodo en la Casa Blanca. En su libro Cómo mueren las democracias, Steven Levitsky y Daniel Ziblatt apuntan que Trump debilitaba las normas “no escritas” de la democracia de su país: de tolerancia (aceptar la legitimidad del adversario) y de contención (resistirse a usar el poder en beneficio propio), afirmó Miguel Armando López Leyva, coordinador de Humanidades.

Trump cumple, firma orden para declarar a cárteles como terroristasAsí se manejó el dólar este lunes tras la llegada de TrumpAñadió en entrevista que quizás el más notorio y significativo ejemplo fue su negativa a aceptar su derrota hace cuatro años (de hecho, hoy día sigue aduciendo que él ganó, lo que lo emparenta con otros líderes populistas latinoamericanos que no reconocen la posibilidad de perder una elección).

“Lo que viene ahora es un episodio que puede ser más agresivo e intenso de ataques al ambiente democrático que medianamente se recuperó con la presidencia de Joe Biden: más polarización, mayor intolerancia y uso desproporcionado del poder. Y agrego: es una amenaza a la democracia de manera más amplia, porque transmite un mal ejemplo de cómo un personaje antidemocrático puede hacerse del poder mediante unas elecciones competitivas”.

El filósofo español Daniel Innerarity, miembro del consejo externo del Programa Universitario de Gobierno de la UNAM, dijo: “Yo distinguiría entre el Trump que habla y el Trump que tiene que gobernar. El primero tiene un discurso en muchos puntos muy antidemocrático; algunas de las cosas que ha prometido hacer son todavía más inverosímiles que las que intentó realizar y no consiguió en el anterior mandato”.

El autor de La política en tiempos de indignación acotó en entrevista que, si la democracia americana es una democracia robusta, como parece que lo es, será capaz de limitar las pretensiones de Trump a una medida más o menos razonable. “¿Cuánto? No lo sé, pero desde luego esa resistencia se pondrá en marcha y lo empezaremos a ver dentro de muy poco”.

Amando Basurto Salazar, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), señaló que “la administración del presidente electo estará concentrada en personas cercanas a él, quienes no serán designadas por ser especialistas, sino porque accederán a sus peticiones, y contará con una Suprema Corte de tendencia conservadora, lo que abriría espacio a situaciones que comprometan ciertos principios y valores liberales”.

No obstante, precisó el académico en entrevista, que, si bien el sistema de contrapesos en Estados Unidos podría experimentar retrocesos y tensiones, la democracia no está en riesgo de colapsar.

Populismo

Miguel Armando López Leyva puntualizó que Trump es un populista peculiar, aunque no ajeno a otras experiencias del mundo. “Tiene los rasgos que lo podrían caracterizar así: su apelación al ‘pueblo’ y el rechazo o ataque a los canales institucionales, con un perfil de derecha radical (ultranacionalista y conservador). Lo ‘peculiar’ de su caso es que logra representar a amplios sectores marginados de Estados Unidos siendo él un empresario ‘exitoso’”.

Convoca a esos sectores y logra empatizar porque su discurso retoma y moldea temas de preocupación colectiva que, argumenta, se pueden resolver con medidas radicales: migración, desempleo, por citar dos fundamentales, reflexionó López Leyva. “Un aspecto singular, que también puede encontrarse en otras experiencias populistas: vende su figura como un outsider al sistema político, enfrentado a la clase política tradicional, pero requirió de ella –el Partido Republicano– para conseguir la candidatura y ganar”.

Concluyó que, con el primer periodo presidencial de Donald Trump, la literatura politológica resaltó un punto muy importante para la discusión académica: “la democracia no se puede dar por sentada una vez instaurada. Incluso una tan consolidada como la de nuestro vecino del norte puede ponerse en riesgo, a pesar de tener instituciones sólidas y una historia de contrapesos aparentemente funcionales. ¿Qué nos dice esto? Que los contrapesos son necesarios para la democracia, pero lamentablemente han resultado insuficientes cuando la fuerza de la mayoría le da el poder a un liderazgo que promete atender agravios profundos y/o instalar o restituir un proyecto de nación. Habrá que confiar en la resiliencia institucional y en la capacidad de la ciudadanía para evaluar el desempeño de sus gobernantes en el corto plazo”.

Enrique Díaz Álvarez, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, consideró que el regreso de Trump al poder es un síntoma. “Preocupa la salud y fragilidad de la democracia ante el ascenso del nativismo, la extrema derecha y líderes delirantes que canalizan el malestar social. Es difícil olvidar el escalofrío que supuso ver a esa horda de sus seguidores asaltando el Capitolio de Washington tras su derrota electoral. No es cualquier edificio, sino uno de los símbolos más emblemáticos de la democracia en el mundo. Aquello fue un mensaje, una amenaza. Y sigue latente”.

El autor de La palabra que aparece explicó que la nueva administración de Trump seguirá sacando provecho de la polarización social y movilizando políticamente emociones o pasiones tristes –para decirlo como Baruch Spinoza– como el miedo, el resentimiento o la nostalgia. “Queda por ver hasta dónde llevará sus alianzas con oligarcas tecnológicos tan oscuros como Elon Musk o si cumplirá sus propuestas denigrantes y xenófobas contra los migrantes, empezando por la deportación masiva, algo que nos afecta e indigna especialmente. Además de los contrapesos que puedan ejercer las instituciones al interior de Estados Unidos y los organismos y tratados internacionales, creo que toca echar mano del pensamiento crítico –más en una universidad pública como la nuestra– para desmontar sus mentiras y resistir a esa ola autoritaria y neofascista que parece venirnos encima”.

“Queda por ver hasta dónde llevará sus alianzas con oligarcas tecnológicos tan oscuros como Elon Musk o si cumplirá sus propuestas denigrantes y xenófobas contra los migrantes”, detalló Enrique Díaz, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

Contrapesos

Pese a los desafíos que enfrenta la democracia estadunidense bajo el liderazgo de Donald Trump, ésta cuenta con los contrapesos indispensables para sostenerse, aseveró Amando Basurto Salazar. “Si el presidente atenta contra algunas de estas estructuras, hay la capacidad de que se restablezcan, ya que la política no es una estructura fija”.

El docente afirmó que muchos países, no sólo la Unión Americana, han sido liderados por personas que desafían las formas tradicionales de gobernar, aunque éste es un caso más radical, ya que el populismo de Donald Trump es de tipo inverso.

“El populismo de Trump es sui géneris: no promete beneficios a las masas, sino a los grandes capitales, atrayendo paradójicamente el apoyo popular. Es un discurso marcado por la regulación y la desarticulación administrativa del Estado; cuando un personaje como él llega a la presidencia, al intentar desregular, tiene que hacer uso excesivo del poder presidencial lo que, de manera irónica, termina en una concentración mayor del poder”, indicó Amando Basurto Salazar.

Agregó que la estructura política de Estados Unidos sobrevivirá, pero la pregunta es cómo heredarán la presidencia sus sucesores, qué tipo de poder tendrán, tanto al interior como hacia el exterior.

“En política exterior, Trump aboga por un bilateralismo agresivo que desestima las instituciones internacionales y estructuras multilaterales. Su narrativa posiciona a Estados Unidos como una nación menospreciada, lo que contrasta con su estatus como superpotencia mundial. Este discurso atenta contra el multilateralismo global, y el impacto de sus acciones dependerá de cómo futuros presidentes gestionen las transformaciones impulsadas por esta administración”.

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