Los primeros seis meses de Claudia Sheinbaum al frente del gobierno de México han sido descritos como una etapa difícil, llena de desafíos y obstáculos internos y externos. Aunque la mandataria ha buscado mantener un perfil bajo en cuanto a confrontaciones directas, su gestión no ha estado exenta de tensiones, tanto dentro como fuera de su administración.
Desde su llegada al poder, Sheinbaum ha tenido que lidiar con una herencia compleja, producto de la administración de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador. La nueva presidenta ha enfrentado particularmente problemas en áreas críticas como la seguridad, la salud y la política legislativa. Sin embargo, uno de los cambios más significativos que ha implementado en su estrategia ha sido el giro en las políticas de seguridad. En lugar de seguir la línea de “abrazos, no balazos” propuesta por AMLO, Sheinbaum ha optado por un enfoque más agresivo, centrado en el uso de operativos de alto impacto y decomisos de hidrocarburos, además de fortalecer la colaboración con Estados Unidos para la captura y entrega de capos de la droga.
Este cambio de rumbo, aunque respaldado por ciertos sectores, no ha sido un proceso sencillo. En la esfera política, Sheinbaum ha tenido que lidiar con una serie de bloqueos que han frenado sus propuestas, entre ellas la reforma que buscaba limitar la reelección en cargos públicos. Estos obstáculos provienen en gran parte de su propio partido, lo que refleja las tensiones internas dentro de la coalición que la llevó al poder.
Otro de los frentes complicados para la presidenta ha sido el sector salud. Los números son preocupantes, con 99 clínicas en el país que no cuentan con las condiciones necesarias ni para realizar intervenciones quirúrgicas básicas. Esta situación, según expertos, pone de manifiesto las profundas deficiencias estructurales que arrastra el sistema de salud desde administraciones anteriores y que Sheinbaum ha heredado.
Sin embargo, la mandataria no ha estado sola en este camino. A pesar de los frenos internos y las divisiones dentro de su propio equipo, Sheinbaum ha logrado mantenerse firme, tratando de navegar por las aguas turbulentas de la política mexicana con un enfoque sereno, pero decidido. No ha sido fácil para ella tomar decisiones difíciles y, en algunos casos, tomar partido en disputas que afectan la estabilidad de su gobierno.
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xmh
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