Propuesta incontestable del lopezobradorismo ha sido velar por los más necesitados. Mas eso ha sido en el discurso, ya que en los hechos su actuación ha sido peor que fatídica.
Impunidad para Peña NietoVIDEO Desaparecen 51 personas tras desplome de edificio en EUPor lo mismo, como ‘anillo al dedo’ le cayó la pandemia a la cuarta transformación. Y es que la desaceleración económica del 2019, la cual se agudizó en el 2020, el mayor número de pobres y los niveles de violencia nunca antes vistos en el país, se le han podido endilgar al covid y no a la gestión gubernamental.
Será hasta agosto que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) presente cifras definitivas de la pobreza en nuestro país, pero los números preliminares que dio a conocer en febrero adelantan que en este año se dio el mayor aumento en la pobreza en último un cuarto de siglo. ¡Un desempeño peor en lo que va del actual sexenio que el de cualquiera de los gobiernos neoliberales!
Los programas sociales puestos en marcha por la presente administración, basados en transferencias monetarias, no están teniendo el impacto necesario. Hay estudiosos en la materia que incluso se aventuran en señalar que han contribuido a recrudecer los de por sí graves problemas socioeconómicos de México.
No sé los dichos, pero el hecho es que los números indican que las acciones, programas y esquemas de este gobierno no han servido para mitigar la pobreza y la desigualdad, ni siquiera de forma temporal. Y si a lo anterior sumamos que México arrastraba un descenso en su crecimiento económico previo al covid, tenemos que el aumento en número de pobres, desempleados y muertos de manera violenta son en gran parte el resultado de una estrategia mal planeada y peor ejecutada.
Que no le digan, que no le cuenten
De acuerdo a cifras de la Comisión Económica para América y el Caribe (CEPAL), México es el cuarto país con mayor crecimiento porcentual de personas en situación de pobreza en todo el continente. El CONEVAL, por su parte, estima un aumento de entre 8.9 y 9.8 millones de personas en los últimos 12 meses catalogados con ingresos inferiores a la línea de pobreza. En total, el número de pobres pasó de 61 millones a 70.9 millones de mexicanos, esto es del 48.8% (2018) al 56.7% (2021) de población pobre.
Uno de cada cuatro mexicanos padece ‘pobreza extrema por ingresos’, lo que significa que “tiene tres o más carencias —alimentaria, patrimonial, de capacidades, etcétera—de seis posibles, dentro del Índice de Privación Social y que, además, se encuentra por debajo de la línea de bienestar mínimo. Las personas en esta situación disponen de un ingreso tan bajo que, aun si lo dedicase por completo a la adquisición de alimentos, no podría adquirir los nutrientes necesarios para tener una vida sana”.
Las cifras de terror continúan: INEGI informó que la economía en nuestro país se contrajo un 8.3% en el 2020; su peor caída desde la Gran Depresión.
Adicionalmente, las cifras oficiales reportan que, en estos primeros 30 meses de gobierno, el número de homicidios dolosos ascendió a 89,041; el mayor número de muertos por violencia en los últimos tres sexenios en el mismo periodo (y las brecha, dado que la cifra de homicidios es acumulable, solo puede empeorar).
Lo anterior sin olvidar los 231 mil 847 fallecidos por covid; cifra que también nos coloca entre los diez países con mayor cantidad de muertos en proporción a su población.
La 4T y los círculos viciosos
Al no contar con una estrategia adecuadamente diseñada por parte del gobierno, todo lo anterior se traduce en costos que no se pueden sostener, sea en vidas humanas o en términos económicos que inhiben la inversión pública y privada.
La pobreza va desde luego acompañada de una mayor desigualdad. En México, el 10% de la población concentra el 57% de los ingresos de toda la nación y el 1% más rico posee el 28% de los mismos, de acuerdo al informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) 2021.
Esta concentración ha tendido a aumentar con el tiempo, según establece el mismo documento. Lo cual seguramente hará enojar a los 4T, puesto que el informe refleja cifras del 2019 y 2020. Y, lo que es más: el 70% de la población en México cree que el país está gobernado en beneficio de los intereses de pocos; esto es, al obradorismo se le aprecia igual o peor que a gobiernos anteriores.
El siguiente círculo vicioso que se crea resulta de que, a menores niveles de crecimiento económico, mayores niveles de desigualdad y menores oportunidades de empleo formal.
Aunque algunos medios adictos a la 4T informen que la desigualdad disminuyó en México en las últimas dos décadas, los números señalan lo contrario: mientras en promedio el 21% de los trabajadores en América Latina reportaron trabajar en la pandemia con un salario reducido, en México ese porcentaje ha sido de 27%. Naturalmente, la explicación es multifactorial. Pero vale señalar que mientras en otros países se condonaron algunos impuestos, rentas, pagos por la seguridad social y se apoyó al empresariado, a los asalariados, y a los distintos ámbitos de la economía formal, en México no existió plan de apoyo alguno para el sector productivo nacional.
Al menos tres millones de personas perdieron su empleo en el país con la pandemia y no lo habían recuperado a finales del 2020 (Credit Suisse). Mientras que, en ese mismo año, la desigualdad en México -medida con el índice Gini- alcanzó los 80.5 puntos en una escala del cero al 100.
Por último, tenemos que, a mayores niveles de desigualdad y desempleo, se fomentan mayores niveles de violencia. Y resulta que vivimos en la región más violenta del mundo (América Latina); esta concentra el 9% de la población del orbe, pero suma la tercera parte de los homicidios. Ese es el tamaño del reto al que nos enfrentamos.
De acuerdo al mismo informe del PNUD antes mencionado, el costo promedio que significan los homicidios en países de América Latina es del 4.1% del PIB, mientras que los costos directos e indirectos del crimen, violencia e inseguridad suman otro 3% del PIB. Simplemente el erradicar esos “costos” y que México creciera a esas cifras significaría una realidad económica y social muy distinta a la que tenemos hoy y a la que obtuvimos en el 2019.
Salir del laberinto
La única forma de salir de esta tragedia es fomentar el crecimiento, lo cual se logra atrayendo inversión para crear empleos formales suficientes. Y ello requiere condiciones mínimas como un respeto irrestricto al estado de derecho, la independencia de los institutos constitucionales autónomos, la división de poderes y el establecimiento de políticas públicas, programas y acciones gubernamentales que no vayan a contrapelo de la inversión privada.
Todas las cifras frías presentadas esconden personas con familias, con sueños, con necesidades que estaban mejor cuando estaban peor. ¡Terrible retroceso! Es muy sencillo: para ellos no habrá mañanera ni programa asistencialista de la cuarta transformación que mejore su vida. ¿Lo entenderá López Obrador?
Columna de Verónica Malo Guzmán
SDP Noticias
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