En el contexto social, las relaciones de desigualdad y poder determinan las conductas dentro del espacio humano. Los estereotipos de género, que influyen en estas dinámicas, son aprendidos principalmente a través de diversos canales, siendo los medios de comunicación identificados por los participantes como los principales difusores de estos patrones problemáticos.
El proceso de naturalización de los estereotipos de género ocurre a lo largo de diferentes etapas de la vida cotidiana. La pregunta que surge es: ¿qué tipo de contenido consumimos? Los hábitos acelerados a menudo pasan por alto ciertos discursos que se reproducen en diversas plataformas, y la distancia del análisis no excluye a nadie de participar en estas dinámicas.
Los estereotipos de género tienen un impacto significativo en las relaciones interpersonales. El empoderamiento se entrelaza con el ejercicio del poder, y las emociones suelen reprimirse de acuerdo con las normas sociales del entorno. Aunque los límites de expresión son una constante, el conversatorio sobre el cómic *Nadando entre estereotipos de género*, convocado por la IBERO Puebla, ofreció una excepción notable.
Un estudiante comentó anónimamente: “Los estereotipos de género causan inseguridades en mi comportamiento y generan presión sobre lo que quiero y lo que se supone que debería hacer”. Otro testimonio reveló: “Como mujer, el no cumplir con un físico hegemónico afecta mi autopercepción”. Estos comentarios destacan cómo las expectativas de género afectan la forma en que los individuos se ven a sí mismos y su comportamiento.
Además, las emociones vinculadas a la vulnerabilidad son socialmente castigadas en los hombres, lo que también genera inseguridades sobre su comportamiento. Los roles de género imponen limitaciones en los ámbitos familiar, económico y social, afectando incluso la vida estudiantil.
Hace un año, la Defensoría de Derechos Universitarios organizó un tendedero durante el Día de la Comunidad para promover la paz y la deconstrucción de estereotipos de género. Con los testimonios recopilados, se planeó la creación de un recurso destinado a visibilizar estos conflictos en el ambiente universitario de la IBERO Puebla.
En relación con esto, Anabel Herrera Hernández, responsable de la Defensoría Adjunta de Promoción, Prevención y Cuidado, comentó: “Lograr estos procesos reflexivos implica identificar y visibilizar estas situaciones para poder nombrarlas”. Añadió: “En la Defensoría, consideramos fundamental la orientación. Muchas veces no sabemos si lo que observamos requiere atención. Es importante seguir revisando estos materiales que invitan a la reflexión”.
La comunidad estudiantil desempeñó un papel crucial en la creación del cómic. Karen Osorio Flores, estudiante encargada del diseño de personajes, explicó: “Con el apoyo de DDU, se planificó el proyecto. Fue un proceso de prueba y error para crear algo con lo que la mayoría de los estudiantes pudiera identificarse. Plasmarlo en dibujos requirió mucho trabajo, reflexión y pensamiento”.
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Foto: especial
ALR
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