Desde este martes, miles de trabajadores en agencias clave del gobierno de Estados Unidos han comenzado a recibir notificaciones de despido como parte de una reestructuración impulsada por el gobierno federal bajo la administración del presidente Donald Trump. Esta medida, que afecta a empleados del Departamento de Salud y otras agencias federales, forma parte de un plan para reducir la plantilla y ajustar los recursos en el sector público.
Asaltan a joven con arma de fuego en TilapaBachillerato Tecnológico en CU2 y obras complementarias se terminarán en julioEn total, se estima que hasta 10,000 trabajadores serán despedidos de las principales agencias de salud del país, como la FDA, el CDC y el NIH, lo que implica una disminución significativa en la cantidad de personal disponible para abordar cuestiones de salud pública. Además de los despidos forzados, el gobierno también está implementando un programa de bajas voluntarias y jubilaciones anticipadas, lo que permitirá reducir la cifra de empleados en otras 10,000 personas.
Reestructuración del Departamento de Salud: menos personal, más ahorro
La reestructuración del Departamento de Salud de Estados Unidos y sus agencias federales ha sido una de las decisiones más controvertidas de la administración Trump. Con el recorte de 20,000 empleos, la plantilla total del departamento pasará de 82,000 a 62,000 empleados, lo que, según el gobierno, generará un ahorro anual de aproximadamente 1,800 millones de dólares.
Sin embargo, este recorte de personal ocurre en un contexto de creciente preocupación sobre la capacidad del sistema sanitario estadounidense para responder de manera efectiva a epidemias y emergencias sanitarias. La noticia de los despidos ha sido recibida con preocupación por parte de expertos en salud, quienes advierten que la medida podría debilitar aún más las instituciones encargadas de la seguridad sanitaria en el país, justo en momentos en que el sistema de salud se enfrenta a desafíos significativos.
Un impacto directo en la respuesta ante epidemias y la investigación médica
El Departamento de Salud y Servicios Humanos, junto con otras agencias federales que desempeñan un papel crucial en la investigación médica y la respuesta a crisis de salud pública, como el Instituto Nacional de la Salud (NIH) y el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), se verán directamente impactados por los recortes. La medida se produce en medio del peor brote de sarampión que ha enfrentado Estados Unidos en años y con crecientes temores sobre una posible pandemia de gripe aviar.
Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud, expresó que los despidos forman parte de una reforma mayor para reenfocar los esfuerzos del departamento hacia la prevención de enfermedades crónicas. En sus declaraciones, Kennedy reconoció lo difícil de la situación y aseguró que los despidos son necesarios para reorganizar el sector salud, que no ha mostrado los resultados esperados a pesar del creciente gasto público en políticas de salud.
Retórica y críticas por la falta de liderazgo en la FDA y otras agencias
Los despidos también han sido acompañados por una fuerte crítica interna. Robert Califf, excomisionado de la FDA, destacó que la falta de personal calificado en esta agencia afectará gravemente la seguridad y el desarrollo de nuevos productos médicos. Según Califf, la mayoría de los líderes con el conocimiento necesario sobre el desarrollo de medicamentos y la seguridad de los productos ya no están empleados.
En redes sociales, se han filtrado testimonios de empleados que recibieron la noticia de su despido de manera sorpresiva, ya sea por correo electrónico o al notar que sus tarjetas de acceso a las oficinas dejaron de funcionar. Algunos de los empleados más altos de rango, como Jeanne Marrazzo, que reemplazó a Anthony Fauci en el NIH, han sido ofrecidos para reubicarse en lugares remotos como Alaska o Oklahoma, lo que ha causado más incertidumbre sobre el futuro de la investigación en salud pública.
Un escenario incierto para la salud pública de EE. UU.
El panorama que se dibuja con estos recortes laborales es incierto. Con el regreso de enfermedades como el sarampión y la preocupación por una posible pandemia de gripe aviar, la pregunta que muchos se hacen es si las agencias de salud federales estarán a la altura de los retos que se avecinan. La retórica de Kennedy sobre la importancia de centrar esfuerzos en la prevención de enfermedades crónicas también ha sido objeto de controversia, especialmente por sus comentarios sobre las vacunas y su sugerencia de que el brote de gripe aviar no debería ser controlado de manera estricta.
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